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El sector del porcino niega ser el único foco de la contaminación por nitratos

Los representantes del sector porcino del sindicato Unió de Pagesos (UP), mayoritario en el campo catalán, aseguraron ayer que se sienten "criminalizados" por quienes les acusan de ser los únicos responsables de la contaminación por nitratos de las aguas subterráneas. Josep Puigpelat, representante del sector en el sindicato, realizó ayer un extenso reparto de responsabilidades de una contaminación que ha motivado la reciente apertura de un procedimiento de infracción por parte de la Comisión Europea.

Punto de equilibrio

Puigpelat sostuvo que los usos industriales y urbanos aportan grandes dosis de nitratos. También la política hidráulica ha conducido, en su opinión, a una sobreexplotación de las cuencas y ha provocado una concentración mayor de sustancias contaminantes a medida que se reducían los caudales. Unió de Pagesos aseguró que la contaminación de nitratos no es sólo fruto de la implantación de granjas porcinas, sino también de los contaminantes aportados por muchos sistemas de cloacas que antes de la proliferación de depuradoras desembocaban directamente en los ríos.

Con todo, Puigpelat admitió que la rentabilidad obtenida en el sector ha atraído a los especuladores y que son éstos los menos sensibles a los problemas medioambientales. Unió de Pagesos considera que las presiones de estos sectores, muy diversificados en otros campos económicos, han motivado que la Generalitat no publique el Decreto de Gestión de las Deyecciones Ganaderas, consensuado entre el sector productor y la Administración en marzo de 1998, que da prioridad al uso de los purines como abono orgánico. "Este decreto es la clave, porque todo productor estaría comprometido a decir dónde, cuándo y en qué cantidad vierte sus purines", asegura Puigpelat.

Según el sindicato, existe un punto de equilibrio entre la actividad ganadera y la agrícola en la medida en que esta última necesita los nitratos que pueden aportar los purines. Según cálculos de UP, el 80% de los purines generados en Cataluña, unos 12.000 millones de metros cúbicos anuales, se podrían utilizar como abono orgánico en las hectáreas declaradas de cultivos herbáceos. El 20% sobrante es asumible, según el sindicato, por otras plantaciones agrarias, como la viña, el olivo y los forrajes. El problema para conseguir este equilibrio estriba en que la concentración de granjas no coincide con los campos de herbáceas, lo que hace necesario un transporte que supondría un elevado coste. Para el sector porcino, la implantación de plantas de tratamiento de purines es la última solución al problema planteado, y sólo la aceptarán en las zonas de alta densidad de granjas.

La comarca del Pla de l'Estany es una de ellas. Las divergencias entre UP y el Departamento de Medio Ambiente sobre las plantas de tratamiento se centran en el método para calcular el excedente. Mientras que Medio Ambiente quiere hacer un cómputo global, UP propone que se identifiquen los excedentes reales de cada productor. El sindicato teme que algunas granjas hinchen sus necesidades de reciclaje con vistas a la construcción de nuevas explotaciones.

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UP comparecerá en la investigación abierta por la Comisión Europea sobre la contaminación de los acuíferos.

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