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Condenada una tienda por vender un ordenador con el manual de uso redactado exclusivamente en inglés

,La Audiencia de Barcelona ha condenado a una tienda a devolver a un cliente las 681.000 pesetas que le costó un equipo informático pues el usuario no pudo utilizar todos los programas ya que los manuales de instrucción estaban redactados exclusivamente en inglés. La sentencia de la Sección Primera de la Audiencia indica que "la utilización del programa por parte de quien no domina el idioma inglés resulta prácticamente imposible" y afirma que los manuales de uso deben figurar "al menos, en castellano".En este sentido, los jueces recuerdan que la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios señala en su exposición de motivos la necesidad de "asegurar a los usuarios y consumidores el derecho básico a una información correcta sobre los diferentes productos puestos a su disposición en el mercado, a fin de facilitar el necesario conocimiento para su adecuado use o disfrute".

La citaba ley establece que es "oportuna la regulación genérica del etiquetado, presentación y publicidad de los productos de uso y consumo directo" y obligatorio "que tanto los datos de identificación como los folletos informativos que se ofrecen al público sean fácilmente comprensibles para que cumplan la misión a la que están destinados, además de permitir que el consumidor realice un correcto uso de lo que adquiere".

El cliente afectado compró en una tienda su completo equipo informático por 681.039 pesetas el 25 de mayo de 1996 y hasta que presentó la demanda, en junio de 1997, estuvo peleándose con el ordenador y la tienda para poder adaptar todos los programas informáticos, algo que no logró.

En la sentencia se dice: "El ordenador no se pudo utilizar porque cuando se compró no estaban instalados la totalidad de los múltiples programas que se habían adquirido y para instalarlos se precisaba tener acceso a los manuales del equipo informático", escritos sólo en inglés.

Lo que más fastidió al frustrado cliente fue que no pudo emplear una sofisticada tarjeta informática de vídeo AV Master (digitalizador de imágenes) que le costó unas 200.000 pesetas.

Al respecto, la sala comprende que el cliente tardase más de un año en denunciar los hechos porque "lo habitual en el comportamiento normal de las personas es intentar un arreglo amistoso antes de presentar una denuncia administrativa (como hizo el demandante) y, luego, una demanda judicial".

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El tribunal ha tenido en cuenta que el demandante recibió el equipo informático embalado y la tienda, que efectuaba una promoción, no le comunicó que los equipos informáticos se vendían con manuales sólo en inglés.

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