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"Me despedí de mi marido"

Miquel Noguer

La inquietud reinaba ayer en la octava planta del hospital del Mar. Los familiares de los enfermos ingresados por el brote de legionelosis hablaban a media voz de la maldición que les había caído encima. "Mi marido nunca había estado enfermo, pero cuando vi que se lo llevaban a la UCI me despedí de él", contaba la esposa de Juan, uno de los ingresados. Ahora ya ha pasado todo, pero hace una semana el equipo médico no confiaba en poder salvar a este paciente.El primer síntoma de la infección fue el de un simple catarro, con fiebre y una tos muy seca. Ni Juan ni su esposa hicieron mucho caso de ello. Pero los días pasaron, la tos se convirtió en una auténtica pesadilla y este hombre, que según su esposa "siempre había comido" perdió el apetito. "Le dije que fuera al hospital, pero no quiso". Hasta que un par de días después se cayó al suelo y tuvieron que llevarlo al hospital en ambulancia. "Le hicieron muchas pruebas y al final me dijeron que era legionelosis", recordaba ayer la mujer. Los 10 días siguientes transcurrieron en la UCI con una gran angustia para sus familiares. Hace dos días Juan dejó la Unidad de Cuidados Intensivos y ahora el paciente ya se encuentra en una habitación normal, pero sin hambre y totalmente debilitado. Sin embargo, los médicos ya no temen por su vida y creen que el paciente se recuperará totalmente en unas semanas.

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Fuera del hospital, la angustia no es menor. Ayer por la mañana era habitual ver grupos de vecinos hablando en la calle. La escena no es extraña en un barrio popular en el que todo el mundo se conoce. Pero el tema de las conversaciones sí se salía de la normalidad. "Me han dicho que la infección es a causa del agua del grifo", explicaba alarmado un vecino, a quien otro, mejor informado, le replicaba que el peligro salía de "estos tubos del aire acondicionado". Una mujer irrumpió en la conversación. "¿Cómo quieres que el bicho salga de los aparatos de aire acondicionado si aquí nadie tiene cacharros de éstos?".

La incertidumbre acerca del origen real del brote de legionelosis también alimentó muchas conversaciones. El hecho de que las zonas húmedas y el agua pulverizada sean algunos de los medios de propagación de la bacteria desató innumerables teorías populares acerca del origen del foco infeccioso.

"En el paseo de Joan de Borbó están haciendo unas obras que me huelen muy mal", explicaba un vecino ayer por la tarde. Estos trabajos han dejado al descubierto unas tuberías de agua que levantan sospechas en el barrio. "Con lo oxidadas que están, de allí puede salir cualquier cosa". Otros relacionan el brote de legionelosis con la proliferación de insectos observada durante las últimas semanas. "Algunas tardes hay una auténtica nube de bichos", aseguraba otra vecina.

La cesta de la compra también se vio modificada por el brote infeccioso. Algunos colmados del barrio agotaron sus reservas de agua mineral. El miedo de los vecinos a que la Legionella pudiera desarrollarse en depósitos de agua les impulsó a acaparar cuantas más garrafas mejor.

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Los mensajes tranquilizadores de las autoridades no conseguían alejar los falsos rumores de la calle, que hablaban de una gran epidemia e incontables muertos por el brote infeccioso. Por la tarde, representantes del Ayuntamiento, de la Generalitat y del hospital del Mar se reunieron con la Asociación de Vecinos en un acto informativo que sirvió para calmar los ánimos de muchos. Horas antes, los vecinos se habían quejado de la falta de información. "Aquí nadie explica nada. Sólo sabemos lo que nos decís vosotros", se quejaba una vendedora ante un pequeño grupo de periodistas.

Este sentimiento de abandono es muy habitual entre los vecinos, que se quejan de que las autoridades ven en el barrio de la Barceloneta una especie de puerta trasera de Barcelona. Una charcutera del mercado se mostraba ayer "poco sorprendida" por el brote infeccioso que ha afectado a su barrio: "Aquí siempre ha venido a parar toda la porquería de Barcelona".

Jose Maria Tejederas Chacon

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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