Ayala: "El comportamiento ético es un producto de la evolución"

Las universidades de Valencia y Castellón celebraron ayer sendos actos de investidura honoris causa, al objeto de rendir tributo a los profesores Francisco J. Ayala y Ugo Amaldi, por parte de la primera y Ángela Galino, por parte de la Jaume I. Miembro del comité de científicos que asesora al presidente de los Estados Unidos y considerado por el New York Times como "hombre renacentista de la evolución", Ayala definió el comportamiento ético del ser humano como un producto de aquélla.

Dicha conducta ética ha evolucionado, añadió Ayala, "como resultado indirecto de la evolución de una eminente capacidad intelectual". Otra cosa, precisó, son las normas morales, "determinadas por los principios y tradiciones culturales". Sus investigaciones sobre protozoos parásitos, causantes de diversas enfermedades como la malaria o la enfermedad del sueño tienen "enormes implicaciones"en el desarrollo de vacunas y otras drogas curativas, como subrayó Andrés Moya, director del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y alumno de Ayala. El catedrático de Física Atómica Antonio Ferrer puso de relieve el papel de Ugo Amaldi en el avance de la física de partículas y destacó su decisiva intervención "en las negociaciones con el grupo de Valencia para integrarlo en el proyecto Delphi", el más relevante experimento europeo en física de altas energías que "ha movilizado un considerable número de jóvenes investigadores y técnicos", recordó. El rector Pedro Ruiz agradeció a Ayala y Amaldi su "valiosa ayuda" para "consolidar" en la Universidad de Valencia "dos líneas científicas de excelencia", precisamente cuando, según afirmó, "la investigación en España pasa por un momento difícil, con una universidad sin capacidad ni medios para incorporar a los jóvenes investigadores que forma".

El acto de la Jaume I se centró en la docencia, al investir honoris causa a la primera mujer catedrática por oposición libre. Ángeles Galino coadjuvó, en palabras del rector Fernando Romero, en "el establecimiento de un sistema educativo más moderno". Romero acusó al profesorado de "desentenderse de la función de educar" y abogó por una universidad que "recupere su función como formadora de formadores".