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La gran mudanza

La fase delicada

Ocho meses de preparativos, un traslado dividido en tres fases que ya está en marcha y "una detallada planificación". Son las claves para la normalidad con que se prevé el traslado a la nueva terminal del aeropuerto de Bilbao el próximo día 19.La mudanza no es tarea sencilla ya que, en palabras del responsable de ingeniería y mantenimiento del aeródromo bilbaíno, Iñaki Pérez, "es la puesta en servicio de un nuevo aeropuerto". La realidad es que del actual aeródromo pervivirán las pistas y toda la actividad se desplazará al majestuoso edificio que evoca una paloma, obra del arquitecto valenciano Santiago Calatrava.

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No todos cambian de sitio

Como los vuelos no pueden detenerse, el traslado debe realizarse de una jornada a otra. El sábado 18 aterrizará el último avión en la actual terminal de Sondika y el domingo 19 saldrá a las 7 de la mañana el primer vuelo del nuevo edificio, ubicado en Loiu, lo que obligará también, se supone, al cambio de nombre de la instalación aeropuertaria. Pero el margen de tiempo para la mudanza será menor, "por las tareas que deben hacerse en cualquier aeropuerto y se dispondrá entre las 12 de la noche y las 5 de la mañana", señala el responsable de mantenimiento.

Con cinco horas de margen, habría sido inviable un traslado completo. Los responsables han diseñado una mudanza en tres fases que comenzó el pasado lunes. La primera supone el traslado de mobiliario, archivos o sistemas operativos no esenciales para el funcionamiento aeropuertario. La tercera se realizará tras la puesta en marcha con los equipamientos pendientes.

La segunda será la más delicada con el cambio de los equipos necesarios, como los carros portaequipajes, escaleras de embarque, equipos auxiliares y, por supuesto, los aviones. Éstos serán los únicos que se desplazarán a la nueva terminal por las pistas. Según las previsiones, durante la noche del día 18 una decena de aparatos, tripulados por sus pilotos, tendrán que ubicarse en su nuevo emplazamiento. Los otros equipamientos recorrerán los 5,5 kilómetros que, por la carretera exterior, separan las dos terminales en un plan diseñado por la empresa de mudanzas contratada por AENA, el ente que gestiona todos los aeropuertos españoles."Hombre, no tiene que ser tanta locura, porque por eso se hace el traslado por fases, para que del 18 al 19 se lleve el mínimo imprescindible", dice Pérez. El mayor inconveniente es el correcto funcionamiento de todos los sistemas. "El ordenador central ya está aquí. El sistema de facturación y tarjetas de embarque es nuevo y es compartido por todas las compañías [ahora cada uno tiene uno propio] y desde hace un mes las empresas aeronaúticas están probándolos. Se está simulando el sistema informático, los mensajes por megafonía, la información por los monitores. Faltan los ordenadores que funcionan en la actual terminal y que hay que conectarlos ese día".

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Pese a ello, la noche del cambio definitivo se prevé movida. Un centenar de trabajadores de la empresa de mudanzas contratada se movilizará durante toda la noche, a los que se sumarán otra cifra parecida de empleados del aeropuerto bilbaíno.

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