El jefe del Ejército chileno jubila a la cúpula más próxima a Pinochet

El comandante en jefe del Ejército, general Ricardo Izurieta, resolvió llamar a retiro a 12 generales, entre ellos los cuatro que le seguían con las mayores antigüedades de la institución, y ascender a igual número de coroneles al alto mando, en una profunda renovación orientada a profesionalizar más esta rama de las Fuerzas Armadas. De ella están paulatinamente saliendo, por relevo generacional, quienes estuvieron más cercanos al ex dictador y ex comandante en jefe Augusto Pinochet.

Con los cambios, el futuro número dos del Ejército, en su calidad de jefe del Estado Mayor, será el general Juan Emilio Cheyre, un hombre apreciado en el Gobierno, donde ya analizan quién será el sucesor de Izurieta, que deberá dejar su cargo en marzo de 2002. El general Izurieta, que asumió la jefatura del Ejército en marzo de 1998, cuando la dejó Pinochet, después de casi 25 años, tenía como objetivo despinochetizar la institución, modernizarla y centrarla en sus tareas profesionales, pero se vio maniatado tras la detención del ex dictador. Las presiones del pinochetismo y de la derecha han marcado su actuación.Los ascensos y retiros de este año eran su mejor oportunidad para renovar los altos mandos, e Izurieta escogió el camino generacional. Entre quienes dejarán la institución está el jefe de la guarnición militar de Santiago, general Sergio Candia, que concurrió en representación de Izurieta a un homenaje de la Fundación Pinochet al ex dictador, después de que éste fuera desaforado por la Corte Suprema.

También pasará a retiro el general Sergio Espinoza, acusado de haber participado en un consejo de guerra que condenó a muerte a un prisionero. Entre los ascensos resalta el del general Juan Carlos Salgado, que representó a Izurieta en la mesa de diálogo en la que los militares acordaron con abogados de defensores de los derechos humanos un camino para la búsqueda de los cuerpos de detenidos desaparecidos. Salgado quedó al frente de la segunda división, la más importante, y escaló desde la antigüedad 21ª a la 12ª.

Aunque todavía quedan altos mandos que estuvieron vinculados a la represión en la dictadura entre un generalato de 41 miembros en el Ejército, son cada vez menos. La mayoría de los generales de hoy eran apenas tenientes cuando las Fuerzas Armadas derrocaron a Salvador Allende. Pero todavía quedan algunos. El diario electrónico Primera Línea resaltaba ayer los casos del mayor general Julio Cerda, encargado de seguridad del cuartel general de la DINA, y del brigadier Orlando Carter, yerno del ex jefe de este organismo, Manuel Contreras. Cheyre fue implicado de oídas por un testigo secreto del juez Juan Guzmán, un ex oficial de espionaje, de haber sido obligado a rematar a prisioneros fusilados por la caravana de la muerte, pero sus cercanos y el Ejército lo desmintieron.

Entretanto, la Sexta Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago dejó pendiente su fallo ante la apelación de los exámenes mentales de Pinochet que pidió el juez Guzmán. La defensa del ex dictador solicita que se le practiquen exámenes médicos físicos, porque no se encuentra en condiciones de salud de soportar un juicio, mientras los querellantes sostienen que en el derecho chileno esto es inadmisible, pues la legislación contempla únicamente exámenes psiquiátricos, y sólo si éstos demuestran que el inculpado padece locura o demencia senil es declarado inimputable.