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LA AVERÍA DEL "TIRELESS"

El Gobierno vetó al Consejo de Seguridad Nuclear informar sobre el submarino

La evaluación de los expertos contratados por Gibraltar está disponible en Internet

En la página web del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) español hay un apartado sobre publicaciones, pero en ella no figura ninguno de sus informes sobre el submarino nuclear Tireless. El Gobierno gibraltareño ha hecho público el informe del grupo de expertos en seguridad nuclear que contrató y está disponible en varias páginas web (www.iberianews.com). La anécdota ilustra hasta qué punto las autoridades españolas y las gibraltareñas han reaccionado de forma opuesta a la hora de informar a su opinión pública. La opacidad de los primeros contrasta con la transparencia de los segundos.

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Es probable que, como escribía en su carta del miércoles el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, a su homólogo, Robin Cook, la información suministrada a las autoridades españolas sobre el Tireless sea "insuficiente". La que está a disposición del público español es, sin embargo, aún más escasa, según la oposición y algunas organizaciones no gubernamentales (ONG).La última decepción la proporcionó el viernes pasado el portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, cuando anunció al término del Consejo de Ministros que esa misma tarde el CSN daría a conocer el informe que ha elaborado tras reunirse el jueves con el capitán de navío británico Hurford, máximo experto de la Royal Navy en materia nuclear.

El informe no ha sido distribuido hasta ahora, como tampoco fueron repartidos anteriores documentos elaborados por el CSN a petición del Gobierno. En el Consejo se indica que sólo el destinatario de sus evaluaciones puede divulgarlas. Además, los miembros del Consejo nunca han sido autorizados hasta ahora a dar ruedas de prensa.

El PSOE ha intentado obtener esos papeles. Dos de sus diputados, Salvador de la Encina y Carmen Romero, pidieron en septiembre al Ejecutivo que les entregase el primer gran informe del CSN. En vano. Ni siquiera han conseguido que les suministre las mediciones de radioactividad que el equipo Gobra, una unidad especial de la Armada, efectúa en el Campo de Gibraltar. Se han tenido que conformar con las que efectúa la Junta de Andalucía y que no señalan ningún peligro.

A partir del lunes la oposición socialista pondrá en marcha un mecanismo previsto en el reglamento del Congreso para que un reducido grupo de diputados de la Comisión de Ciencia y Tecnología tenga acceso a ese informe del CSN. "Si el Ejecutivo no tiene nada que esconder, no se entiende este empecinamiento", afirma Manuel Marín, portavoz socialista para la política exterior.

Al margen de sus trabajos más profundos, el Consejo redacta semanalmente un informe sobre la marcha de los preparativos de la reparación del submarino y otro, diario, de vigilancia radiológica. Todos ellos, excepto este último, se elaboran exclusivamente con los datos proporcionados al CSN por la Royal Navy que se dan por buenos.

Desde que el sumergible atracó en el Peñón el 19 de mayo, el ministro principal de la colonia, Peter Caruana, se mostró más escéptico con la información suministrada por Londres que el ministro Piqué y su colega de Defensa, Federico Trillo.

Casi el mismo día que el vicepresidente del Gobierno español Mariano Rajoy calificaba de "muy razonables" los argumentos británicos, Caruana declaraba: "El asunto del Tireless (...) pone de relieve que el pueblo de Gibraltar no está dispuesto a depender a ciegas del Ministerio de Defensa del Reino Unido".

Para no estar a ciegas, Caruana encargó a principios del verano a tres expertos independientes en seguridad nuclear y al representante de la prestigiosa consultora Ove Arup -Peter Davidson, John Large, Charles Milloy y Alan Martin- un informe sobre la avería y sus posibilidades de arreglo.

El equipo trabajó en condiciones similares a las del CSN español, con datos proporcionados por la Royal Navy, y tuvo lista su evaluación, que restaba importancia al riesgo corrido, el 30 de agosto. Caruana hizo primero públicas sus conclusiones y después todo el documento, que fue "colgado" en páginas web locales.

Cuando la Navy reconoció la semana pasada que la avería era más grave de lo previsto y podía consistir en una fatiga de materiales, el mismo equipo de expertos independientes regresó el domingo al Peñón para actualizar su informe. En esta segunda ocasión visitó el buque, pero no sus partes sensibles próximas al reactor nuclear.

Mientras los miembros del CSN español no salían a la luz para dar explicaciones -mañana está prevista su primera comparecencia pública en cinco meses-, varios de los expertos contratados por el Gobierno gibraltareño se convertían en estrellas de los medios de comunicación del Peñón, a los que daban entrevistas.

John Large, el más conocido de ese grupo técnico, arremetía, por ejemplo, en sus declaraciones contra la Navy porque, decía, "ese tipo de fallos debería haber sido detectado hace tiempo si los programas rutinarios de revisión funcionasen correctamente".

A pesar de haber tomado la iniciativa de pedir el informe, Caruana ha sido criticado por varias asociaciones gibraltareñas, especialmente un grupo de padres, por fiarse de un documento elaborado sin proceder "a un examen del submarino ni de los medios disponibles para su reparación".

La falta de transparencia española sólo es comparable al secretismo de Londres, que tampoco ha difundido los informes de sus expertos militares e incluso civiles.

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