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El encanto de Claudia Cardinale acapara la clausura de la Mostra de Valencia

El argelino 'Les diseurs de verité', sobre la lucha contra el integrismo, mejor filme del festival

La estrella de Claudia Cardinale brilló ayer más que ninguna otra en la clausura de la 21ª edición de la Mostra de Valencia. La estrella, invitada por el festival para añadir unas gotas de exquisito glamour a un certamen considerado menor por sus propios organizadores, repasó el domingo su extensa carrera y se mostró como una ferviente defensora del papel de la mujer en la sociedad. La Mostra se cerró con una gala, que contó también con la participación del actor Christopher Lambert, en la que se entregó el premio a la mejor película a la argelina Les diseurs de verité.

Un festival de cine que reúne la producción de los países del arco mediterráneo es, de por sí, una apuesta arriesgada. Por ello, la organización de la Mostra recurre desde hace años a grandes estrellas del cine para adornar con su presencia las ceremonias de apertura y clausura. En la inauguración se trajo a Alain Delon, que paseó por Valencia su fama de hombre huraño y difícil, y para el cierre ha optado por uno de los mitos sexuales de la época dorada del cine europeo. Claudia Cardinale ha dejado en el festival su huella de auténtica diva del firmamento cinematográfico por su carácter valiente y su arrolladora personalidad. En su comparecencia ante la prensa, la actriz, nacida en Túnez y de ascendencia italiana, se definió como "africana de nacimiento, siciliana de origen y francesa de cultura", es decir, como una mujer "multicultural". De esa mezcla de culturas, Cardinale sacó partido como una de las artífices del star system del cine europeo de los sesenta: "Cuando yo llegué a Italia, Gina Lollobrigida era ya una estrella y Sofia Loren comenzaba a ser también muy conocida". Pero pronto se convertiría, junto a ellas, en el referente erótico de varias generaciones de espectadores, algo que ahora considera irrepetible: "Ahora no es posible esa situación, porque las mujeres no tienen espacio en las películas que se hacen".Aun así, sus comienzos no fueron fáciles: "Al llegar a Italia no entendía el italiano, porque mi lengua materna es el francés; sólo había oído hablar a mis padres en siciliano". No tuvo problemas. Los mejores directores italianos de la "época mágica del cine europeo" la buscaron para trabajar junto a ellos: "He interpretado toda la literatura italiana y he rodado con los grandes maestros, por lo que puedo decir que el cine italiano me lo ha dado todo". Eran los añorados tiempos de Luchino Visconti, a cuyas órdenes trabajó en El gatopardo y Rocco y sus hermanos; Federico Fellini, que la contrató para su deslumbrante Ocho y medio, o Valerio Zurlini, con el que pasaría a la historia como La chica de la maleta. Aquellos maravillosos años, desgraciadamente para ella, van a ser difíciles de repetir, porque "el cine de mi país no se exporta tanto como antes y, al vivir en París, no tengo muchas oportunidades de ver películas italianas". Pero las razones de esta recesión las encuentra Claudia Cardinale en la poca importancia que conceden las historias contemporáneas a las actrices, porque "el cine americano de efectos especiales está orientado hacia los hombres". Por ello elige minuciosamente sus papeles ("soy muy exigente y rechazo muchas ofertas") y apuesta por un cine "de efectos especiales del corazón".

Oferta

Esos efectos especiales del corazón se han visto en la Mostra mezclados con la habitual cuota de cine comercial que el festival programa desde hace diez años. Una oferta cinematográfica heterogénea que, desde los ciclos dedicados a los realizadores alemanes Rainer W. Fassbinder y Tom Tykwer hasta los homenajes dedicados a los actores José Sancho y Antonio Ozores, convierte al certamen valenciano en un extraño cóctel que conserva su etiqueta de cine del Mediterráneo a través de la sección oficial. El jurado, presidido por el director Juan Antonio Bardem, concedió el galardón de esta edición a la película argelina Les diseurs de verité, de Karim Traïdia, un filme sobre la lucha contra el integrismo. En la lectura del fallo, Bardem resaltó que el nivel de las películas exhibidas estaba "por debajo de la media de otros festivales".

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