Biarritz abre el camino a la Europa a dos velocidades a través del mecanismo de cooperaciones reforzadas
A falta de acuerdos, en Biarritz empezaron a perfilarse soluciones a problemas concretos. La reforma del mecanismo de cooperaciones reforzadas que debe llevar a la Europa de dos velocidades empezó a abrirse camino. En la reforma de la Comisión, las posiciones de países grandes y pequeños siguen siendo radicalmente opuestas, pero empezó a dibujarse una solución de compromiso para desatascar el desacuerdo.El primer ministro británico, Tony Blair, que ve con enorme recelo eliminar el derecho de veto en las cooperaciones reforzadas, admitió la posibilidad de ser más flexible siempre y cuando "las cooperaciones sean el último recurso y no perturben el acervo comunitario". El irlandés Bertie Ahern, en cambio, insistió en la necesidad de mantener el derecho de veto tal y como está.
España ve cómo ganan terreno sus tesis de que las cooperaciones reforzadas no afecten al corazón del tratado y queden excluidas las principales políticas del mercado interior y la cohesión social. José María Aznar anunció que va a presentar una propuesta para flexibilizar las cooperaciones en política exterior y de seguridad, donde unos países quieren mucha flexibilidad, y otros, ninguna.
El desacuerdo sobre la reforma de la Comisión se mantiene. Alemania y Francia quieren una Comisión corta, con menos miembros que socios tenga la Unión. Los pequeños exigen mantener un comisario por país. Pero el belga Guy Verhofstadt y el holandés Wim Kok, aunque defendieron que se mantenga un comisario por país, admitieron que eso podría revisarse a la larga. Para el portugués António Guterres, "es políticamente imposible renunciar a un comisario por Estado miembro, incluso aunque podamos aceptar en el plano teórico una rotación que ofrezca garantía de perfecta igualdad de acceso". El luxemburgués Jean-Claude Junker se mantuvo firme: "Si el número marca la eficacia, reduzcamos el número de ministros en nuestros Gobiernos".
También se abre camino la extensión de la mayoría cualificada. España se declaró "sin tabúes" en este tema y dispuesta a aceptar incluir incluso algunos aspectos de la fiscalidad y la Seguridad Social, aunque nunca como un paquete global.
Francia también quiere ampliar el campo de la mayoría cualificada y la desaparición del veto, aunque dejó claro que en materia de acuerdos comerciales con otros países seguirá defendiendo la excepción cultural en defensa de la francofonía.
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