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FESTIVAL DE CINE DE SITGES

Terry Gilliam: "Siempre he hecho el 'Quijote"

Guillermo Altares

Ingenioso, teatral, fabulador, irónico y, ante todo, muy divertido, Terry Gilliam, de 59 años, ha hecho una pausa en el complicado y accidentado rodaje de El hombre que mató a Don Quijote, que dirige en España, para recibir un homenaje en el Festival de Cine de Sitges. Apenas pasó unas horas por la ciudad catalana, pero hasta los atónitos asistentes a un congreso de Avón, que se desarrolla en el mismo hotel donde tiene su sede el certamen, se quedaron boquiabiertos cuando vieron el despliegue de payasadas del creador de filmes como Brazil, El rey pescador y Miedo y asco en Las Vegas.

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"En cierta medida, he estado toda mi vida haciendo el Quijote", respondió el director, en una multitudinaria conferencia de prensa, cuando se le preguntó por el filme que está dirigiendo, una coproducción de Francia, el Reino Unido y España que cuenta con un presupuesto de 35 millones de dólares (unos 6.500 millones de pesetas) y que protagonizan Johnny Depp, Vanessa Paradis y Jean Rochefort. Cada vez que hablaba de su película, cubría su rostro con una careta del personaje de Cervantes, mostrando algo que es evidente para cualquiera que conozca su filmografía: su identificación con un caballero que, en sus manos, seguramente no será tan triste. "Creía que era una de las personas que más sabían sobre el Quijote en el mundo, hasta que decidí leerlo. El libro es la historia de alguien que sueña y que rechaza la realidad en la que le ha tocado vivir", dijo acerca de una obra "infinita, sobre la que cada uno tiene su propia visión". Su filme relata la historia de un ejecutivo de publicidad, al que su creador define como "soberbio, arrogante, en fin, un completo gilipollas", que se cuela en un mundo paralelo y aparece en un lugar de La Mancha en la España del siglo XVI, donde el ingenioso hidalgo deshace entuertos y combate gigantes y le convierte en su escudero.

Gilliam, un tipo de rostro enrojecido por la risa constante, despeinado y con una pequeña coleta, reside desde hace cuatro meses en Madrid para preparar este proyecto, al que lleva dando vueltas varios años. Aparte de realizar una intensa investigación histórica, el cineasta ha recorrido numerosas fiestas populares y se ha trabajado a fondo el Museo del Prado, su principal fuente de inspiración. "Mis influencias son una lista demasiado larga: robo de todo el mundo. Lo confieso: no soy nada original. El Prado me lo he recorrido a fondo. Para mi versión del Quijote han sido fundamentales Velázquez, Gustav Doré y, naturalmente, Goya", señaló el realizador, que se ganó la vida durante años como dibujante y animador.

El cineasta inventó el término disneyficación para refirirse a lo que ocurre en el cine estadounidense y ha sufrido en sus propias carnes la ira de los grandes estudios. "El problema de las películas es que la gente, perdón, me he expresado mal, un determinado tipo de gente, los ejecutivos de Hollywood, quiere que tengan éxito y piensa que eso se consigue haciendo siempre lo mismo. Y odio la idea de tener que repetirme constantemente. Por eso no me importa tardar en hacerlas. He hecho pocas películas, pero son mías", agregó.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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