EE UU rechaza que el dictador siga en la política activa
"Estados Unidos se opone a que Milosevic desempeñe cualquier papel en el futuro de Yugoslavia", declaró ayer Jake Siewert. El nuevo portavoz de la Casa Blanca reaccionó así al comentario del ministro ruso Ígor Ivanov tras su entrevista en Belgrado con un Milosevic que desea continuar como líder de su partido. EE UU, añadió el portavoz, "no apoya" ninguna operación para conceder a Milosevic asilo en un país extranjero.Washington no contempla para Milosevic otro futuro que el de un paria buscado por la justicia y ayer Clinton y los aspirantes a su sucesión, Al Gore y George Bush, competían por adjudicarse méritos en su caída. Los tres tenían su parte de razón: Clinton lideró la OTAN en la guerra de Kosovo, Gore fue el primer miembro de su Gobierno en pedir la intervención de EE UU en los Balcanes y Bush fue pionero en la idea de solicitar la colaboración de Rusia en esta fase de la crisis yugoslava.
A través de Madeleine Albright, secretaria de Estado, EE UU comenzó ayer a emplear la fórmula "presidente Kostunica". "El reconocimiento ruso del presidente Kostunica es muy importante", declaró Albright. La secretaria de Estado añadió que "EE UU y sus aliados europeos levantarán las sanciones a Yugoslavia a partir del momento en que esté claro que Kostunica ostenta el poder y Milosevic se ha ido".
La revolución de Belgrado fue el principal tema internacional del debate que en la madrugada de ayer sostuvieron los candidatos a la vicepresidencia, el demócrata Joseph Lieberman y el republicano Dick Cheney. Los dos sorprendieron por la cortesía, el civismo y la profundidad de su cara a cara. Lieberman y Cheney, según el historiador Michael Beschloss, "estuvieron mucho más presidenciales que sus jefes".
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