Clinton cita en EE UU a Barak y Arafat para intentar salvar la paz

El fracaso de la reunión de París entre el presidente palestino, Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Ehud Barak, no ha desmoralizado a la diplomacia norteamericana y a la egipcia, que anunciaron ayer su intención de "trabajar firmemente juntos" para lograr la paz. Para empezar, el presidente norteamericano, Bill Clinton, ha citado ya a las dos partes el próximo martes en EE UU para que intenten de nuevo alcanzar un acuerdo.

Las negociaciones de París entre Arafat y Barak, con la mediación de la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, fracasaron en el último minuto, en la madrugada del miércoles al jueves, cuando los dos interlocutores se disponían a poner sus iniciales en un acuerdo de principio de tres puntos, en el que se establecía, en primer lugar, la retirada de las fuerzas de algunas de las zonas más conflictivas de Cisjordania y Gaza, el compromiso de Israel de utilizar munición de guerra sólo en casos de imperiosa necesidad y, por último, la formación de una comisión internacional destinada a esclarecer las razones del estallido y las consecuencias de la violencia.Las ambigüedades e imprecisiones referidas a la formación de la comisión de investigación internacional provocaron la reapertura de las discusiones entre los representantes israelíes y palestinos, cuando se encontraban ya en la residencia del presidente francés Jacques Chirac celebrando con otros invitados el principio de acuerdo y se disponían a trasladarse a la residencia del embajador norteamericano para poner sus iniciales en el documento, dejando la firma solemne del pacto para el posterior encuentro, previsto para ayer, en Egipto.

El debate se volvió a abrir de pronto con toda crudeza, finalizando cinco horas más tarde, en plena madrugada, cuando Ehud Barak, tras rechazar la formación de la comisión internacional, decidió abandonar la reunión. Tras increpar duramente a Yasir Arafat, haciéndole responsable de la situación, el primer ministro israelí regresó a casa, a Jerusalén.

El enojo de Barak no supuso la cancelación de la reunión de Sharm El Cheik, en Egipto, convocada por el presidente Hosni Mubarak, y a la que asistieron ayer por la mañana, en solitario, el líder palestino, Yasir Arafat, y la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, y que se convirtió, por la ausencia de Barak, en un acto puramente protocolario.

Lo más importante, sin embargo, estaba ya hecho. A pesar de las discrepancias ostensibles sobre el tercer punto del acuerdo -formación de la comisión internacional de investigación-, tanto Yasir Arafat como Ehud Barak habían decidido de antemano mantener los otros dos puntos del pacto relativos al repliegue de las fuerzas combatientes sobre el terreno y la utilización de armas de guerra sólo en situacion límite . Esto es lo que ha posibilitado sobre el terreno la aplicación de un aparente alto el fuego.

"Los dos [Yasir Arafat y Ehud Barak] se han comprometido a restaurar la calma. Los dos han dado órdenes a los suyos en este sentido. Hay que esperar ahora y ver lo que pasa sobre el terreno", aseguró la jefa de la diplomacia norteamericana.

Madeleine Albright, por primera vez, se mostró contundente para condenar el gesto del líder nacionalista judío del Likud, Ariel Sharon, al que responsabilizó por el estallido de violencia, por su visita el pasado 28 de septiembre a la explanada de las Mezquitas de Jerusalén. Madeleine Albright calificó la acción de "error inaceptable".