El rastro del mensaje
El correo electrónico ha perdido la imagen de algo volátil que tuvo al principio. El rescate electrónico de correos con tres años de antigüedad como prueba en juicios o el despido de trabajadores por un uso indebido del mismo, como sucedió en el diario The New York Times, han demostrado que el correo electrónico más que una carta es una postal. Y de la misma manera que han proliferado programas para su control, han surgido sistemas de cifrado para dificultar la intromisión ajena. Una empresa con un apellido premonitorio, AbsoluteFuture.com, ha colgado de Internet un servicio que permite el envío de correo cifrado. Es más, el remitente puede fijar en qué fecha y hora quiere que se destruya totalmente y si el receptor podrá o no sacar copias.El acceso al contenido de un correo electrónico es muy fácil cuando se utilizan los sistemas corporativos de la empresa. Si el trabajador se sirve de una cuenta propia de correo gratuito a través de una web, el proceso de inspección desde la empresa es más laborioso pero igualmente factible.
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