Una pareja selecciona genéticamente a su bebé para salvar con sus células a otra hija
El trasplante, realizado en EE UU, permite atajar una enfermedad mortal de la sangre
Una pareja de Colorado (EE UU) decidió el año pasado someter a un test genético a los 15 embriones que había obtenido por fecundación in vitro para seleccionar entre ellos a aquel que, una vez nacido, pudiera servir como donante de células para otra hija de seis años que tenía una enfermedad mortal. El niño, llamado Adam, nació el pasado 29 de agosto. Las células obtenidas de su cordón umbilical se trasplantaron a su hermana, Molly, el 26 de septiembre en el Hospital Universitario de Fairview (Minneápolis). La niña tiene ahora un 90% de probabilidades de curarse.
Renuncia previa
Charles Strom, director de genética clínica del Centro Médico Masónico de Illinois, donde se realizaron las pruebas genéticas a los embriones, ha justificado el procedimiento en estas declaraciones a The Washington Post: "La gente tiene hijos por todo tipo de razones: para salvar un matrimonio fallido, para trabajar en la granja familiar, para perpetuar sus apellidos. Así las cosas, éste es el niño más deseado que he visto en mi vida".Aunque hay algún precedente de parejas que decidieron tener un segundo niño para ver si, por mero azar, podía servir como donante de células para su hermano mayor, el caso de Colorado supone, que se sepa, la primera vez que una pareja decide seleccionar genéticamente a sus embriones para implantar en el útero aquél con las características óptimas para servir de donante. En una semana, los médicos de Minneápolis sabrán con seguridad si las células se han implantado de forma estable.
Células madre
La niña, Molly Nash, sufre una enfermedad genética de la médula ósea llamada anemia de Fanconi. La médula ósea produce nomalmente las células de la sangre, incluidos los glóbulos rojos, que transportan el oxígeno de los pulmones a los tejidos, y los linfocitos (glóbulos blancos) responsables del sistema inmune. Los niños con la enfermedad de Fanconi padecen anemia, defectos de coagulación sanguínea y graves inmunodeficiencias, y rara vez sobreviven más allá de los siete años. El único tratamiento que puede salvarles es un trasplante de células de un donante genéticamente compatible.
Los padres de Adam y de Molly, Lisa y Jack Nash, son ambos portadores de la mutación genética responsable de la anemia de Fanconi: llevan la mutación en un cromosoma, pero no padecen la enfermedad porque el otro cromosoma aporta el gen normal. Con estos padres, una cuarta parte de los hijos (aquellos que heredan los dos genes mutantes) sufren, en promedio, la dolencia. Éste es el caso de Molly.
Los Nash habían renunciado a tener un segundo hijo por temor a que padeciera también la anemia hasta que, hace unos años, tuvieron noticia de una técnica que permitía evitarlo. La técnica consiste en producir varios embriones por fecundación in vitro y dejarlos desarrollarse en placas de laboratorio hasta que cada uno tiene varias células. Los investigadores toman luego una sola célula de cada embrión (lo que no provoca ningún daño) y examinan sus genes para ver si contienen la mutación. Luego implantan en la madre un embrión que no contenga mutaciones.Este tipo de selección se acepta en la mayoría de los países occidentales cuando está destinada a evitar enfermedades genéticas en los propios bebés. En España está permitida por la Ley de Reproducción Asistida. La pareja Nash empezó a usar la técnica con este objetivo, lo que no tiene nada de particular. En los últimos años hicieron tres intentos fallidos. Finalmente, el año pasado, obtuvieron 15 embriones por fecundación in vitro y los médicos los examinaron no sólo para determinar si estaban libres de la mutación de la anemia, sino también para ver si eran genéticamente compatibles con su hija Molly. De los 15 embriones, sólo dos cumplían ambas condiciones. La pareja eligió implantar en la madre uno de esos dos embriones.
Nueve meses después, el 29 de agosto pasado, nació Adam sin problemas. Los médicos extrajeron células de su cordón umbilical y, la semana pasada, las inyectaron en la sangre de Molly. Se sabe que el cordón umbilical contiene células madre capaces de alojarse en la médula ósea del receptor. Allí se dividen indefinidamente, al igual que las células normales de la médula ósea, y pueden producir continuamente todos los tipos celulares de la sangre, como los glóbulos rojos y los linfocitos.La madre, Lisa Nash, ha declarado a The Washington Post que, mientras las células purificadas del cordón umbilical pasaban a través de un tubo de plástico al interior del cuerpo de la niña, "Molly sostenía a Adam en su regazo". La madre añadió: "Ha sido la experiencia más impresionante y monumental de nuestra vida, y sin embargo, ha resultado tan simple... Una hubiera pensado que iba a haber rayos y truenos, pero todo fue muy tranquilo".
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