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La nostalgia de los ochenta invade las pasarelas de Milán

La semana de la moda femenina presenta 90 colecciones que olvidan el minimalismo

La semana de la moda femenina Milano Collezione Donna, que se celebra desde el pasado 28 de septiembre hasta el próximo viernes, con más de noventa colecciones con vistas a la primavera-verano 2001, respira la nostalgia por los años ochenta y todos los excesos que caracterizaban la década del glam-rock. La vuelta de brillos en forma de lentejuelas, bordados de pedrería, strass, oro, en lamés, napas y lúrex para las prendas más sexy, con escotes profundos tanto por delante como por la espalda, los vestidos de gasas, los microshorts, bustiers ceñidos, faldas lápiz ajustadas u otras con vuelo y varias capas son los indicios más evidentes de que la alegría vuelve a las pasarelas.

Sin embargo, hay una tendencia militar que se entromete en este panorama de felicidad, con uniformes tipo saharianas en tonos caquis, beis o verde dotados de múltiples bolsillos en pecho y caderas. Colores como turquesas, aguamarinos, rosas, celestes y salmones predominan, aunque el negro aparece sobre todo en vestidos de cóctel y de noche. Estampados de tigres, cebras y leopardos se combinan con tonos lisos o con rayas. Los accesorios cobran una importancia sin precedentes en los últimos años, ya que el minimalismo de los noventa parece haberse desvanecido con la llegada del nuevo milenio dando paso a todo un repertorio de bolsos, pendientes, pulseras y brazaletes, broches, cinturones anchos y estrechos en napa dorada, negra o totalmente de strass.Dolce & Gabbana convirtieron su jardín en una especie de casino con palmeras doradas y modelos ataviadas como las disco-divas de Las Vegas, con un despliegue de oro y estampados animales para albornoces sobre biquinis, pantalones piratas, leggings estrechos, minishorts de lentejuelas verdes o vestidos ajustados, escote palabra de honor bordado de pedruscos amarillos, sandalias de tacón alto en oro, camisas negras masculinas con cuellos de lentejuelas y corbatas de strass. Philosophy, la línea joven de Alberta Ferretti, tomó la ruta de los ochenta de forma más discreta, con vestidos camiseros en beis o celeste y faldas burbujas. Blumarine, firmada por Anna Molinari, evocó el estilo de vestir para vacaciones de lujo en Saint Tropez o Palm Beach, con clara preferencia por los años cincuenta a base de hipersexy vestidos o pantalones estrechos Capri en punto ceñido estampado.

Versus, la segunda línea de Donatella Versace, contó con la presencia del actor George Clooney, que pudo apreciar el estilo sexy que tanto gusta a Madonna, que propone la diseñadora a base de minivestidos en gasas de seda roja o los puntos de seda para hiperajustados vestidos envolventes con cortes asimétricos, geométricos y drapeados en tonos asalmonados o con un solo tirante.

En cambio, Emporio Armani eligió el camino de la discreción para sus chaquetas cortas y estilizadas, pantalones por encima del tobillo o con bajos abombados estilo harén en suaves tejidos como mezclas de viscosas en tonos del desierto o grises sutiles, además de camisetas de tirantes, tops con tira alrededor del cuello, vestidos y faldas evasé en chiffon de seda a veces bordados con lentejuelas plateadas.

Narciso Rodríguez jugó con una paleta básicamente en blanco y negro. Antonio Berardi optó por una línea más romántica, con detalles de dobles tirantes caídos en hombros de vestidos de gasa con estampados de flores verdes, blancas y negras. Miuccia Prada, la más intelectual de los diseñadores italianos, defraudó a sus seguidores, eligiendo una vía entre sexy y sobrio para una colección que a veces parecía más bien de otoño-invierno. Max Mara, firma comercial con calidad de tejidos impecables, ofreció su versión militar de uniformes con chaquetas cortas dotadas de trabillas en hombros y falda de línea hasta la rodilla.

Kate Moss ha vuelto a las pasarelas milanesas de mano de Tom Ford anoche en su desfile para Gucci. Ford dio la vuelta al tema militar tan de moda en esta ciudad con una inyección de agresividad y un toque punk en forma de abrigos trench (trincheras) de satén o goma negra, con trabillas en los hombros, combinados con pantalones de faena, bajos en la cadera, con grandes bolsillos plastones exteriores. Pantalones a juego con tops ajustados stretch en blanco y negro, transparentes, con aparentes sujetadores de pechos puntiagudos por debajo o corpiños hechos de tiras de cuero acentuando el busto. Y vestidos palabra de honor hiperajustados, de seda negra arrugada o realizados a rayas verticales de tul negro y color carne. Otros colores utilizados fueron el morado, verde y caqui militar. En los pies, unos zapatos de punta con tacón de aguja, con tiras en el tobillo tanto en blanco y negro como en charol morado.

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