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LA MAESTRANZA

Los papeles perdidos

Antonio Lorca

El toreo perdió los papeles hace años, pero resulta penoso comprobarlo cada día y en plaza tan importante como la Maestranza sevillana. Desaparecida la afición, los tendidos son ocupados por espectadores festivos que atentan contra las más elementales normas del prestigio taurino con el beneplácito de una autoridad torpe y sin criterio. Y los toreros han perdido la gallardía, el valor y el sentido de la responsabilidad que un día los convirtió en héroes.Claro que los novilleros están justificados. Sus mayores son protagonistas de una época en la que la vergüenza taurina brilla por su ausencia. Ahí está el caso singular de Curro Romero y Morante de la Puebla, que, por motivos muy cercanos a los astifinos pitones de los toros, se cayeron de la pasada Feria de San Miguel.

Murube / León, Fernández, Carbonell

Novillos de Murube, bien presentados, mansos y muy blandos.José León: cinco pinchazos -primer aviso-, tres pinchazos -segundo aviso- y descabello (silencio); dos pinchazos -aviso- y siete descabellos (silencio). Fernández Pineda: pinchazo -aviso- y estocada (ovación); estocada baja (oreja). Manuel Carbonell: estocada (vuelta); pinchazo -aviso- y estocada (ovación). Plaza de la Maestranza, 1 de octubre. Menos de media entrada.

La espantada cayó como una bomba, pero los toreros, conocedores del paño, se han ofrecido para torear un mano a mano a fin de hacerse perdonar por Sevilla. Pero su ofrecimiento encierra una gran mentira, porque lo que quieren torear es un festival con novillos desmochados. Afortunadamente, parece que el desaguisado no se llevará a cabo porque el empresario se niega en redondo a que estos toreros vuelvan, de momento, al ruedo maestrante.

Así está la fiesta: con los papeles totalmente perdidos. Así se entiende que en la novillada de ayer nadie se jugara el tipo. Los novillos eran blandos, noblotes, que van y vienen sin codicia ni bravura. Los novilleros, cómodos, de escaso corazón, parsimoniosos en las posturas y aburridos. José León es novillero poco experimentado, de escaso conocimiento y menos expectativas de futuro. No está preparado para torear en Sevilla. El toreo Fernández Pineda tiene sabor, pero el novillero busca el triunfo al modo de hoy: a medias. Aguantó mil tarascadas de su primero, y en el segundo, más noble, hizo una faenita moderna. Manuel Carbonell tiene buenas maneras toreras, pero le preocupa más la preparación de los pases que la ejecución de éstos. En sus dos novillos demostró decisión, se dejó enganchar la muleta y consiguió algún pase suelto estimable.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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