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LA CRISIS DE LOS CARBURANTES

Las gasolineras de Barcelona cierran en cadena por falta de combustible en medio del pánico ciudadano

Las colas de vehículos frente a las gasolineras de Barcelona, de hasta dos horas, daban fe ayer de los graves efectos causados por el bloqueo de los centros de suministro de combustible en Barcelona y Tarragona protagonizado por los pescadores, en protesta por las subidas de los carburantes. El cerrojo al suministro se extendió por la tarde a Girona y, hoy, también a Lleida. La falta de combustible en Barcelona provocó el cierre en cadena de numerosas gasolineras de la provincia. Ya entrada la noche, los pescadores se comprometieron a permitir un suministro de carburante para servicios mínimos.

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Fuentes de la Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH), que distribuye el 80% del carburante a la provincia de Barcelona, indicaron que los servicios para necesidades apremiantes, como las de ambulancias y hospitales, se cubrirían con 50 camiones cargados de casi tres millones de litros. Habitualmente, son ocho los millones que parten del puerto para abastecer a las estaciones de servicio.El acuerdo de última hora fue anunciado por la Delegación del Gobierno en Cataluña, que, pocas horas antes, había pronosticado la intervención de la policía "cuando se registraran problemas graves de suministro". De hecho, la policía había protagonizado en la madrugada de ayer un intento de desalojo del centro de la CLH del puerto de Barcelona. Sin éxito. La maquinaria pesada con la que los pescadores se apresuraron a blindar la entrada del CLH agravó el bloqueo, y la policía decidió retirarse.

Tras este intento fallido, y por efecto dominó, buena parte de las gasolineras de la ciudad se vieron obligadas a colgar el cartel de "no hay gasolina". De un tipo, de otro, o de ninguno. En otros casos, las estaciones de servicio se convirtieron en islas precintadas inaccesibles a los vehículos. El céntrico punto de venta de Cepsa donde confluyen la avenida de Sarrià y la calle de Urgel, uno de los principales de Barcelona con sus 50.000 litros vendidos al día, era una de estas islas. Como un náufrago que espera su barco de rescate, el encargado, Andrés Ruiz, escuchaba con escepticismo por su teléfono móvil la misma frase que una hora antes, y que la hora anterior, por boca de los suministradores de la CLH: "Vendremos cuando podamos". Las cubas de combustible debían llegar de Girona, porque, en Barcelona, el bloqueo del centro situado en el puerto lo impedía. Pero las cubas no llegaban -el suministro en Girona también fue bloqueado - y, pasado el mediodía, se acabó la última gota. Hubo que cerrar.

Los gasolineros, de cháchara forzosa, contaban cuánto tiempo hacía que no escuchaban tantos tacos juntos, mientras reenviaban a los frustrados ciudadanos a otras estaciones de servicio cercanas, donde llenar el depósito podía ser un calvario de hasta dos horas.

Lo terrible era esperar en vano: muchos se encontraban con que no quedaba producto del que consumía su coche. El que andaba más escaso es la gasolina sin plomo de 95, exactamente el que necesitaba Paquita Barriga: "Tengo que ir a la clínica a ver a una niña y ya no llego. Vivo en Hospitalet de Llobregat, voy en reserva y en una hora me he encontrado con tres gasolineras cerradas", decía desde su Seat Ibiza blanco.

"Muchas veces nos hemos llevado la bronca nosotros, como si fuéramos los que nos estamos forrando con la subida del gasóleo. ¿Qué hago? ¿Les digo que llevo 36 años en esto y cobro 138.000 pesetas al mes?", se lamentaba uno de los gasolineros. A primera hora de la tarde, el presidente de la Federación de Estaciones de Servicio de la provincia, Manuel Amado, anunciaba que el pánico entre los ciudadanos podía provocar el cierre generalizado de gasolineras en "unas horas".

En Tarragona, la demanda de carburante se había incrementado ayer en un 40%, mientras comenzaba a faltar gasóleo en alguna estación de servicio del Baix Camp o del Priorat. Desde la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de Tarragona se recomendó a los usuarios llenar los depósitos ante la posibilidad de que la situación empeore en los próximos días, informa Lali Cambra. Sin embargo, el suministro de carburante a cerca de 30 de las 180 gasolineras de Tarragona quedó ayer garantizado con el acuerdo de servicios mínimos al que llegaron los pescadores y el subdelegado de Gobierno en Tarragona, Raúl Navarro.

La situación se agravará hoy, cuando los agricultores del sindicato Unió de Pagesos (UP) se sumen a la protesta de los pescadores con el blindaje de los cuatro centros de suministro de CLH en Cataluña. Los pescadores han amenazado con el bloqueo total de los puertos de Barcelona y Tarragona si el precio del gasóleo agrícola no baja a al menos 35 pesetas por litro.

Todos los partidos del Parlamento de Cataluña, excepto el PP, pidieron al Gobierno que reduzca "al mínimo" los impuestos que gravan el gasóleo agrícola (el especial sobre hidrocarburos y el IVA).

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