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209 casos en Valencia

En 1998, se detectó un brote de hepatitis C en dos hospitales valencianos, el Hospital Maternal La Fe y la Casa de Salud. Según las investigaciones realizadas, el origen no era una transfusión de sangre contaminada, sino que la infección la había transmitido un anestesista, Juan Maeso, que, según la policía, hacía un "uso indiscriminado" del opiáceo denominado Dolantina. Un informe genético elaborado por el Instituto Cabanilles de Biodiversidad y Biología Molecular de la Universidad de Valencia ratificó esta relación, y elevó de 171 a 209 el número de casos de hepatitis C achacables al mismo virus, y, por lo tanto, a Maeso.

Sin embargo, el letrado Francisco Davó, defensor del anestesista, afirmó que, de sus conclusiones, "no se puede establecer la paternidad del virus".

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El catedrático de Genética, Andrés Moya, y el profesor titular de Genética de la Universidad de Valencia, Fernando González, declararon como expertos durante cinco horas ante el titular del juzgado de Instrucción número 5 de Valencia, José Manuel Ortega.

Davó aseguró a los periodistas al finalizar la declaración que "ha quedado claro que del informe genético no se puede deducir la relación directa entre los virus y establecer la paternidad".

El abogado agregó que los testigos habían dicho "claramente" que no pueden establecer esa paternidad del virus". "Ésa es la conclusión más importante", apostilló.

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