El 30% de la energía se malgasta por el uso ineficiente en casas, empresas y vehículos
La ONU reclama un encarecimiento de la factura que refleje los costes medioambientales
El 80% del consumo energético mundial procede de los combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón), cuyo uso emite gases dañinos que calientan el planeta. Con las tendencias actuales no se puede sostener ningún modelo de desarrollo económico que sea compatible con la preservación del medio ambiente, según el Informe mundial de la energía que acaba de publicar la ONU. El estudio establece tres líneas de actuación imprescindibles (y rentables): más investigación, más fuentes renovables y más eficiencia en el consumo de casas, empresas y vehículos, que ahora malgastan el 30% de la energía.
Sin cambios legislativos adecuados, su menor coste seguirá estimulando el actual uso ineficiente de los combustibles fósiles tradicionales, y cualquier modelo de desarrollo económico será "insostenible", es decir, incompatible con la calidad del medio ambiente. Es imprescindible usar la energía más eficazmente, sobre todo en el punto final de utilización: edificios, aparatos eléctricos, vehículos y plantas de producción, afirma la ONU."Durante los próximos 20 años", señala el informe, "la cantidad de energía primaria requerida para un servicio dado puede ser reducida, de forma rentable, entre un 25% y un 35% en los países industrializados". Ese posible ahorro es aún mayor (hasta un 45%) en la mayoría de los países en desarrollo, cuyos vehículos y equipamientos están menos optimizados aún.
Las técnicas necesarias para esos incrementos de eficiencia ya existen. Pero su aplicación, según la ONU, está dificultada por una serie de "imperfecciones de mercado", corregibles por los Gobiernos, y entre las que se encuentran: la falta de información y preparación técnica; la incertidumbre empresarial sobre la rentabilidad de las inversiones en tecnologías de alta eficiencia; la falta de incentivos para abordarlas; que el inquilino pague la factura de la luz (mientras que es el propietario el que tendría que invertir en mejores equipos); y que la contaminación no vaya incluida en la factura energética.
Algunas de estas "imperfecciones de mercado" pueden corregirse sin necesidad de subir los precios de la energía, pero el informe de la ONU puntualiza: "Las políticas de eficiencia energética que usan mecanismos de precios directos o indirectos (tales como la supresión de subsidios y la incorporación de los efectos sobre el entorno) son eficaces para reducir las tendencias de consumo".
Actualmente, las energías renovables (hidráulica, solar, eólica, geotérmica y por biomasa), que no emiten gases perjudiciales, satisfacen el 14% del consumo energético mundial. El principal freno a su crecimiento es el alto riesgo económico que suponen, pero el informe de la ONU señala que los costes de estas tecnologías han declinado con rapidez hasta el punto de hacerlas competitivas frente a los combustibles fósiles en algunos sectores, y sobre todo en las áreas rurales. El informe prevé que esa tendencia persistirá, con un 20% de caída en los costes por cada duplicación del uso de la tecnología en cuestión. La ONU recomienda a los Estados financiar las fases tempranas de su instalación y, simultáneamente, aumentar los precios de los combustibles fósiles para reflejar sus costes medioambientales.
El informe presenta también un panorama de la situación energética en el mundo. Actualmente, 2.000 millones de personas viven sin acceso a formas modernas y adecuadas de energía. Estados Unidos consume per cápita ocho veces más energía que el África subsahariana. La combustión deficiente en el hogar y otros espacios cerrados causa 3 millones de muertes prematuras al año, casi todas de mujeres y niños. La demanda energética de la industria europea occidental se ha mantenido constante durante los últimos veinte años.
El Informe mundial de la energía de la ONU puede consultarse en www.undp.org/seed/eap/activities/wea
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