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Una antología de Mateo Díez repasa el territorio de su adolescencia

Miguel Ángel Villena

Búsqueda de un estilo

Luis Mateo Díez (Villablino, León, 1942) presume de haber sido un auténtico radical durante su adolescencia. Cuando sufría algún desengaño amoroso, el hoy escritor y académico compraba matarratas y se acercaba al río para compartir un trágico destino con sus amigos. Finalmente, la sensatez se imponía y Mateo Díez arrojaba el mortal veneno al agua. "No cabe duda", señaló, "de que el recuerdo es la leyenda de lo que vivimos".Precisamente, El pasado legendario (Alfaguara) ha sido el título elegido para la antología de las obras del autor leonés basadas en el territorio de su adolescencia y que fue presentada ayer en Madrid. "Prefiero calificar este volumen de libro de libros, aunque ciertamente es una antología", comentó. De héroes juveniles que corren destinos desgraciados, de pérdidas de la inocencia de la infancia, de experiencias divertidas y dramáticas, entrañables y hasta caricaturescas, trata esta obra que incluye Apócrifo del clavel y la espina (publicado por primera vez en 1977), Relato de Babia (1981), Brasas de agosto (1989), Los males menores (1993) y Días del desván (1997). Aparte de estas reediciones, el volumen se abre con un conjunto de relatos inéditos agrupados bajo el título de El árbol de los cuentos.

Tras declarar que sería capaz de malvender su memoria por una buena ficción, Luis Mateo Díez subrayó que su libro no está en la línea de relatos fantásticos para precisar: "Pero en cualquier caso hay una búsqueda del relumbre de lo misterioso que siempre debe estar presente en la literatura".Y a propósito de búsquedas, el autor de El pasado legendario, elegido miembro de la Real Academia Española el pasado mes de junio, remarcó que había aspirado a un estilo propio que sostuviera su mundo personal. "Me ha costado un gran esfuerzo encontrar esas palabras y ese mundo, pero he tenido una conciencia fuerte de estilo. He pretendido contar con naturalidad y el castellano ofrece muchas posibilidades en ese sentido".

Admitió Luis Mateo Díez que haber nacido en un pueblo y haber crecido en una ciudad pequeña, como León, habían tenido influencia en su obra. "Creo", dijo, "que lo universal es lo local sin fronteras, aunque no me siento un escritor arraigado. Ahora bien, en España en ocasiones se ha proyectado en la literatura una mirada estúpidamente cosmopolita. De este modo, se confunde la universalidad con el cosmopolitismo. Todo ello ha derivado en una mirada literaria empobrecida, que se ha centrado sólo en las grandes ciudades". Como ejemplo de una obra local y al tiempo universal, Mateo Díez citó Diálogos con el Po, del italiano Cesare Pavese.

Luis Mateo Díez calificó su antología como "sus huellas de identidad como escritor". "Pero procuro abrir nuevos frentes literarios, porque un escritor ha de ser ambicioso", apostilló.

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