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La visita del rey de Marruecos concluye con muestras de gran "satisfacción", pero sin avances apreciables

Madrid La satisfacción del presidente del Gobierno de España por los resultados de la visita que hoy concluye el rey de Marruecos es "extraordinaria" y la del propio Mohamed VI es "total", según informaron ayer sus respectivos ministros de Asuntos Exteriores, Josep Piqué y Mohamed Benaissa. Ambos coincidieron en que hay un "salto cualitativo" y un "nuevo arranque" en el enfoque de las relaciones entre los dos países. Pero el resto de las intervenciones de ambos ministros reveló que no es tan claro que la visita contribuya a limar diferencias sobre unos problemas que son antiguos y bien conocidos.

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El primer indicio de que eso es así lo dio la mención de Piqué al problema de la pesca -"el más interesante"-, y del que dijo: "Puedo anticipar que se está trabajando muy intensamente; que puede evolucionar correctamente; que debe, sin duda, atender a los intereses y al posicionamiento de Marruecos, que hemos asumido. No puede haber un nuevo acuerdo basado en la filosofía de los acuerdos anteriores, de simplemente capturar y llevarse [el pescado] a cambio de una compensación económica, pues se tiene que avanzar en todo lo que signifique contribuir al desarrollo del sector pesquero marroquí. Quiero transmitir un mensaje, no sé si de optimismo, pero sí de razonable esperanza".Benaissa hizo poco por dar verosimilitud a ese mensaje de Piqué. A todas las preguntas sobre el futuro de la negociación y el tipo de acuerdo que satisfaría a su país se limitó a responder que "Marruecos no ha buscado ningún tipo de acuerdoporque el propio Consejo Europeo nos notificó que el anterior era el último".

Desde que ese acuerdo caducó el pasado 30 de noviembre, Rabat ha venido aplazando la apertura de negociaciones para un acuerdo pesquero con la UE que permita faenar en aguas marroquíes a la flota española. Para la parte española, el compromiso entre Rabat y Bruselas debería llegar en noviembre, ya que un mes después concluye el plan comunitario de ayudas a la flota que permanece amarrada desde hace 10 meses.

El ministro marroquí declaró: "Es prematuro decir si va a haber acuerdo o no, pero estamos en un proceso que puede dar satisfacción a las dos partes. Espero que los de Barbate vuelvan a pescar en aguas de Marruecos, o los de Marruecos en aguas españolas, porque el mar es muy grande".

Con respecto al problema de los tráficos ilegales de inmigrantes y hachís a través del estrecho de Gibraltar, Piqué afirmó que "la cooperación entre España y Marruecos es total", aunque también añadió que "puede ser perfeccionada". En concreto, dijo que a Madrid le gustaría que la policía española pudiera actuar en suelo marroquí para ayudar a combatir esos delitos, del mismo modo que actúa en suelo francés en la lucha contra el terrorismo.

La intervención del ministro marroquí tampoco fue aquí abiertamente contradictoria con la de Piqué, pero insistió en otros aspectos. Para Benaissa, el tráfico de inmigrantes "es un problema general" y "se está exagerando lo que ocurre en el Estrecho". "No es fácil controlarlo", añadió, e invocó que EE UU no ha conseguido erradicarlo en su frontera con México a pesar de utilizar "las últimas tecnologías".

Y continuó su reflexión: "El problema del tráfico de inmigrantes, como el del tráfico de drogas, no es sólo de donde procede sino también de donde va, del que compra. Las cosas no son tan simples. Pero los sentimientos que se crean son siempre contra Marruecos".

En ese contexto, no parece fácil que encuentre eco la petición explícita de Piqué de mayor ayuda para devolver a Marruecos a los subsaharianos que, procedentes de sus costas, llegan a España sin papeles. Para aceptarlos de vuelta, Rabat exige que se demuestre que zarparon de Marruecos. Benaissa dijo ayer que lo que España haga con los inmigrantes que le lleguen ilegalmente es cosa de los españoles.

Ni siquiera el tema de Ceuta y Melilla faltó en la rueda de prensa con que concluyó la primera visita oficial a España de Mohamed VI. Piqué reiteró a los periodistas marroquíes que Madrid no acepta "ninguna cuestión de descolonización sobre esas plazas", que "son y serán españolas". Benaissa terció con que el "derecho histórico" de Rabat a la soberanía sobre Ceuta y Melilla es irrenunciable. Todo muy en el tono que la parte marroquí dijo querer dar a la nueva etapa de estas relaciones bilaterales: "Tenemos que vernos con toda franqueza y aceptarnos. No somos ángeles".

Como resultado concreto de la visita, quedan tres acuerdos modestos. El primero facilita un tercer tramo de reconversión de 7.800 millones de pesetas de deuda marroquí en inversiones privadas españolas; otro acuerdo está relacionado con proyectos de desarrollo en el norte de Marruecos por 9.755 millones de pesetas, y el tercero se refiere a suministros de energía eléctrica.

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