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Fujimori sume a Perú en el caos y la confusión al no aclarar cuándo y cómo dejará el poder

Las dudas sobre cuándo y cómo dejará realmente el poder el presidente Alberto Fujimori; la incógnita sobre cuál es el paradero de su número dos, el jefe del servicio de inteligencia (SIN), Vladimiro Montesinos, y los interrogantes sobre cuál ha sido el empujón final para el inesperado anuncio de la salida del poder de Fujimori tenían ayer sumido a Perú en la incertidumbre y el caos. En medio de los rumores contradictorios, la hermana de Montesinos presentó un recurso de hábeas corpus alegando que éste ha sido detenido ilegalmente, sin mandato judicial. El recurso fue rechazado por defecto de forma.

La familia de Montesinos cree que el protagonista del vídeo del soborno a un parlamentario que sirvió de espoleta para la salida de Fujimori está retenido en la sede del SIN ilegalmente y solicitan se le ponga inmediatamente a disposición de la Justicia. Otras fuentes militares niegan que el jefe del SIN haya sido arrestado. Fuentes del Poder Judicial aseguraron ayer que "no existe orden judicial de detención" contra Montesinos, por lo que si fuera cierta la detención del número dos en la sombra de Fujimori, ésta sería ilegal.

El abogado César Carmen Ojeda interpuso ayer, en nombre de la familia de Montesinos, un recurso de hábeas corpus por la supuesta detención del jefe del SIN. El documento fue tramitado por Ana Montesinos Torres, hermana del asesor de Fujimori, a las 10.45, hora local, (17.45, hora peninsula española) ante el primer juzgado transitorio especializado en derecho público. No obstante, el juzgado rechazó el recurso poco después porque el documento de identidad presentado por la hermana de Montesinos "era poco legible". Un elemento más para la incertidumbre.

Dos días después de que el presidente Alberto Fujimori anunciara la disolución del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) y la convocatoria de nuevas elecciones, Lima seguía siendo el centro de todo tipo de especulaciones, principalmente sobre el paradero del jefe del SIN. Algunas fuentes militares negaban rotundamente que haya sido arrestado.

Un grupo de congresistas de la oposición montó guardia ayer frente a la sede del SIN, con la exigencia de entrar y ver al supuesto detenido. Se abrieron las puertas e ingresó una pequeña delegación de los parlamentarios, pero no vieron a Montesinos. Tan sólo obtuvieron un documento firmado por el responsable de la guardia en ese momento, el general José Herrero, que tampoco se dejó ver, asegurando que en las dependencias no se encontraba el asesor presidencial.

El viernes por la noche, a través de terceros, Montesinos anunció que se había puesto a disposición de la Fiscalía. Pero el sábado, aparentemente, continuaba en las instalaciones del SIN incluso después del anuncio por televisión de Fujimori en el que dejaba clara su voluntad de desmantelar el SIN y de, implícitamente, destituir a su jefe.

Según algunas informaciones que ayer circulaban en Lima, Montesinos, conminado por Fujimori, se habría negado a renunciar el sábado pasado y habría exhibido apoyo militar. Esta supuesta exhibición de fuerza habría llevado a Fujimori a tomar su drástica decisión, adelantándose a los militares.

Otras versiones apuntan a que el presidente peruano tomó en solitario la decisión de retirarse del poder, sin consultarlo con las Fuerzas Armadas, que hasta el momento no han expresado su respaldo a la medida, algo que hacían por sistema cada vez que Fujimori pronunciaba algún anuncio trascendental. Una tercera versión no confirmada es que los principales jefes militares continúan en reunión de emergencia en las instalaciones del SIN a la espera de adoptar una posición.

Mientras tanto, el Gobierno de EE UU y varios analistas de ese país coincidieron en que la posición de las Fuerzas Armadas es ahora clave para la transición democrática del país, por ser la única institución que funciona realmente en Perú.

El anuncio presidencial ha desatado manifestaciones populares espontáneas de respaldo, así como pronunciamientos de todos los sectores políticos que apoyaron la convocatoria de nuevas elecciones. Los parlamentarios del Gobierno, y luego los ministros, también respaldaron al presidente. Ayer, la OEA se pronunció en el mismo sentido, de modo que el espacio para una reacción militar golpista es mínimo. Aunque todo es posible.

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