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El riesgo de un embajador sin credenciales

Eduardo Zaplana abrió ayer en Barcelona una gira que seguirá con su próxima visita al presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, para recuperar el protagonismo en el debate en torno al modelo de financiación autonómica que regirá en el Estado a partir de 2002. Lo sorprendente de la iniciativa del presidente de la Generalitat Valenciana reside en que el anuncio de su periplo se produjo cuando Jesús Posada, ministro de Administraciones Públicas confirmaba a sus colaboradores que el Gobierno no quiere ni oír hablar sobre la financiación autonómica hasta que se haya despejado el debate de los presupuestos del Estado para 2001.Fuentes de la Generalitat sugieren que Zaplana sólo pretende pactar un documento de mínimos para avanzar en las negociaciones e intentar redactar un primer borrador sobre el modelo de distribución de fondos como instrumento de trabajo para su posterior debate en el seno del Consejo Estatal de Política Fiscal y Financiera que, a la postre, es el organismo que debe pactar el sistema definitivo.

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La Generalitat de Catalunya siempre ha acogido con buenas palabras la propuesta de Zaplana como "un punto de partida" para el debate. La entrevista entre Pujol y Zaplana permite a ambos, procedentes de dos comunidades autonómas económicamente muy dinámicas, reafirmar posiciones y paliar las recientes declaraciones de Manuel Fraga o Juan José Lucas, presidentes de Galicia y Castilla-León, en defensa del criterio territorial, que exige compensaciones para garantizar servicios adecuados a una población dispersa.

Pero Zaplana también tiene previsto reunirse con Rodríguez Ibarra. El presidente socialista extremeño se encuentra en las antípodas del modelo Zaplana y es seguro que aprovechará la ocasión para hacerlo notar.

Fuentes de la Generalitat comentan que Zaplana viaja a Extremadura con talante receptivo y sin mayores pretensiones de alcanzar acuerdos. Y apuntan que la misión es suicida pero que en ningún caso comprometerá al Gobierno. Si hay comunicación, mejor para todos. Zaplana se convertirá en embajador autorizado de Jesús Posada, el ministro que debe conducir las negociaciones para el conjunto del Estado. Si no, el fracaso sólo será atribuible a la iniciativa particular de un presidente díscolo que pretendía ampliar su esfera de influencia.

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