"Hay que invertir en seguridad para frenar los accidentes laborales"
José Luis Olabarri (Orozko, 1939) trabaja desde los 17 años en el mundo de la construcción. Cuando llegó la crisis de los años 80 y desaparecieron los grandes nombres del sector, se animó a crear su propia empresa, Construcciones Olabarri, que este año celebra sus 20 años de existencia. Olabarri, que preside la patronal vizcaína Ascovi, habla de las buenas expectativas del sector, que han disparado la cifra de negocios de su empresa de 2.000 millones en 1998 a los 3.600 millones que facturó el año pasado. Pregunta. ¿Cuál es la situación actual del sector?
Respuesta. Las previsiones de crecimiento son del 7% para este año y de una gran actividad para los próximos diez años por los grandes proyectos de infraestructuras previstos en Vizcaya. Además, hay una serie de obras menores que suman un presupuesto considerable y hay que tener en cuenta el auge de la rehabilitación de viviendas. Se está dando todo un boom en la construcción.
P. La construcción acapara la mayoría de los accidentes laborales. ¿Qué se puede hacer para reducir esta sangría?
R. Los empresarios queremos poner freno a este problema y la única manera es invirtiendo en seguridad y mentalizándonos de que en el fondo esto significa abaratar costes. En cualquier obra, el primer punto a tener en cuenta debe ser la seguridad, después, la calidad y, por último, el rendimiento. Ésta es la única forma de reducir percances, porque cuando los trabajadores no tienen que estar pendientes de su seguridad se dedican exclusivamente a desarrollar mejor su trabajo.
P. ¿Los obreros cuidan de su seguridad?
R. El mayor problema se da con los obreros que ya llevan muchos años trabajando y que tienen hábitos muy difíciles de quitar. En las reuniones del sector se ha hablado de la posibilidad de castigar al trabajador que dentro de la obra no cumpla los requisitos de seguridad. Pero ésa no es la solución, es mucho mejor educarle para que vea los riesgos que está corriendo. Él es quien se puede caer del andamio y el que debe cuidar de que los andamios estén bien, y decirlo si no es así. A mí me gusta que los trabajadores me exijan las medidas correctas de seguridad.
P. Los sindicatos lo achacan también a la precariedad en el trabajo y a que se trabaja a tal ritmo que es imposible tomar las necesarias medidas de seguridad en las obras.
R. Pero eso se refiere a las empresas de trabajo temporal y a los destajos, pero en general no tratamos con este tipo de empresas, y en la construcción ya no se trabaja a destajo porque no merece la pena.
P. Según un estudio de Confebask, en el sector hay 4.000 puestos de trabajo vacantes por falta de mano de obra. ¿Cómo hacen frente a este problema?
R. Hasta ahora, la falta de personal se cubría con mano de obra procedente de otras comunidades autónomas, pero ya no es así, porque el auge de la actividad se está dando en todas partes. Hace falta mano de obra inmigrante y que los jóvenes que comienzan a trabajar vengan con mejor formación. Pienso que los institutos de la Construcción no están respondiendo a las necesidades.
P. Explíquese.
R. La formación que se da en los Institutos de la Construcción no es la más adecuada. Deberíamos recuperar la formación que se daba en los años 60. Lo primero que tiene que aprender el chaval es ir a la obra todos los días a trabajar allí, sobre el terreno. Averiguar qué le gusta más y elegir, con la supervisión del encargado. Incluso se podría crear un título oficial. Ésta sería una buena forma de emplear el dinero. En las escuelas a las que van ahora no cobran nada, van cuando quieren y están a la intemperie. Tenemos que ponernos de acuerdo los sindicatos, la patronal y la Administración para impulsar una mejor formación y así incluso podríamos reducir algo el fuerte paro juvenil.
P. Quizá influya el poco prestigio social que tiene ser obrero de la construcción.
R. Puede ser. Sin embargo, ésta es una profesión digna y atractiva, que te da la satisfacción de ver aquello que tú mismo has construido, y también de ganarte la vida con holgura y dignidad.
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