Un canal en dique seco
Por los más de 30 kilómetros de longitud del canal Xerta-Riu Sénia no circula agua desde hace 23 años. Tiene envergadura suficiente como para regar 16.000 hectáreas de secano de 14 municipios de las comarcas del Baix Ebre y Montsià, pero jamás ha circulado por ella una sola gota de agua del Ebro. El canal permanece inacabado tras invertir en su construcción, en plena década de los setenta, 2.000 millones de pesetas. Y, además, ni siquiera dispone de concesión de agua a pesar de que la propuesta originaria se remonta a finales del siglo pasado.La paradoja es que el canal sigue hoy inactivo cuando está a punto de presentarse el Plan Hidrológico Nacional, que convierte al cercano río Ebro en fuente suministradora a toda la cuenca mediterránea.
"¿Cómo va a tener agua un canal como el Xerta-Riu Sénia, que empieza en un lugar llamado Barranco del Infierno?", bromea un vecino. Y es que, curiosamente, la boca de este acueducto no besa el Ebro, como cabría esperar, sino que empezó a construirse, y así quedó, a dos kilómetros de distancia del río. La parte final tampoco llega a la meta, de manera que la conducción se interrumpe bruscamente a siete kilómetros del río Sénia, en plena planicie de Godall (Montsià). Ante sí aparece una sierra que estaba previsto perforar en una longitud aproximada de tres kilómetros.
El tortosino Josep Maria Franquet, ingeniero agrónomo y ex asesor del Parlament de Catalunya (1991) para asuntos hidrológicos, explica: "Cuando en 1972 se empezó la construcción del canal Xerta-Riu Sénia, que inicialmente se denominaba Canal Francisco Franco Margen Derecha, se estaba ejecutando una obra prevista en el Tercer Plan de Desarrollo Económico y Social 1972-75, el último del franquismo, apoyado por Laureano López Rodó y Fabià Estapé". Esa obra pretendía aportar agua a la Cuarta Planta Siderúrgica Integral de Sagunto (Valencia) con una conducción dividida en cuatro tramos: Xerta-Càlig (80 kilómetros), Càlig-Alcalà (22 km), Alcalà-Millars (60 km) y Millars-Sagunto (40 km).
La interrupción definitiva de los trabajos llegó en 1977, cuando la empresa adjudicataria del proyecto presentó suspensión de pagos. Durante 23 años, el canal Xerta-Riu Sénia -ya no se denomina Xerta-Càlig como años atrás- ha sido sólo una promesa. Lo fue para Josep Tarradellas al visitar la obra en sus primeros viajes como presidente de la Generalitat. También para Joan Reventós en las elecciones generales de 1982, cuando ocupaba el cargo de primer secretario del PSC: "Si ganamos, pondremos en marcha el canal antes de seis meses". Joan Martí, el candidato convergente por Tarragona en las autonómicas del 1988, vaticinó: "El proyecto estará en uso en 1992". En los mismos comicios, el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, se limitó a decir: "Haremos toda la presión necesaria para que el canal funcione". En los últimos comicios generales y autonómicos, ni un solo partido político mayoritario dejó este punto fuera de su programa.
Lo cierto, sin embargo, es que el proyecto debía ser presentado antes de abril de 1999 para ser incluido en el Plan Nacional de Regadíos. Se presentó, sí, pero el pasado mes de abril, un año fuera de plazo. Aun así, la confianza en que sea incluido en el Plan Nacional de Regadíos (PNR) es unánime. "El Gobierno descarta, en el Plan Hidrológico Nacional, ampliar los regadíos, pero se supone que se refiere a los de las cuencas receptoras, porque sería muy grave que se denegaran en la cuenca donante. No faltaría más", coinciden en afirmar el diputado socialista Josep Maria Simó y el senador por Entesa Catalana de Progrés Joan Sabaté.
Que el proyecto del Xerta-Riu Sénia sea incluido en el PNR no significa otra cosa que obtener del Estado la financiación del 70% de la obra, cuya inversión prevista es de 25.000 millones de pesetas. El 30% restante deberá ser aportado por los propios agricultores, que tendrán que afrontar el pago de unas 400.000 pesetas por hectárea. Teniendo en cuenta que la propiedad media de las fincas tiene una superficie superior a las dos hectáreas, se calcula que cada agricultor deberá desembolsar un millón de pesetas aproximadamente, además de sufragar los gastos posteriores de instalación de los sistemas de riego en cada finca particular. Si están dispuestos a soportar este gasto o no es algo que está siendo consultado por la Comunitat General de Regants del canal Xerta-Riu Sénia, que recoge firmas entre los propietarios de los 14 municipios afectados para conocer si el proyecto goza de suficiente apoyo popular.
Para seguir adelante, es necesario el compromiso del 65% del total de agricultores. "Si después de tantos años y tantas luchas resulta que debemos renunciar al proyecto por falta de apoyo de los agricultores, el ridículo será sonado", comenta Franquet.
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