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Reportaje:Panel de agosto

Los otros paraísos

La Comunidad de Madrid goza de una gran variedad de enclaves que poseen una riqueza ecológica inimaginable

Son enclaves a los que la naturaleza ha dotado de una belleza especial. Bosques enteros de acebos,castaños y robles centenarios; cascadas de aguas cristalinas y fuerte caudal, o refugios de mariposas de vivaces colores. Son pequeños paraísos que se esconden en algunos rincones de la Comunidad de Madrid y que están considerados auténticos tesoros ecológicos.La mayoría no son muy visitados, pero contrario a lo que se pudiera pensar, la Consejería de Medio Ambiente prefiere que sigan así. Prefiere que éstos espacios continúen destinados sólo a los verdaderos amantes de la naturaleza que en sus paseos no dejan huellas indeseables. "A pesar de la densidad de población, Madrid tiene una riqueza ecológica difícil de imaginar en una comunidad con cinco millones de habitantes", dice un especialista del gobierno regional. En la ruta tradicional sobresalen La Pedriza, en Manzanares el Real; el hayedo de Montejo y el Parque de Peñalara, en pleno corazón de la sierra de Guadarrama. Pero hay más. Estos son otros de los lugares de mayor belleza y valor ecológico de la región, seleccionados por Medio Ambiente:

- Acebos en Robregordo. Hace muchos años que la península ibérica dejó de ser terreno propicio para los acebos. Por ser el emblema de la navidad, éste árbol ha sufrido siempre una gran persecución. Su madera es la dicha de los ebanistas. La acebeda más importante de la Comunidad de Madrid se halla en la Sierra Norte, al oeste de Somosierra. Es un enclave de una gran belleza cuya principal característica es que, precisamente, los acebos no suelen formar bosques. Generalmente crecen aislados o mezclados entre otros bosques, por lo que resulta muy atractivo apreciarlos en conjunto.

- La cascada de Somosierra. Desde la carretera N-I en dirección a Burgos, se divisa, al este del Puerto de Somosierra, una cascada que mantiene su caudal durante todo el año. Es un enclave de gran belleza que se sitúa en una zona en la que habitan especies protegidas de aves rapaces.

- El abedular de Canencia. En otoño, los colores ocres de los árboles convierten el abedular de Canencia en un verdadero espectáculo para la vista. En la vertiente norte del Puerto de Canencia, cerca de Miraflores, se halla esta masa de abedules, reliquia de los bosques que en su momento existieron en la última glaciación. Son tan raros de encontrar, que prácticamente habría que buscarlos con lupa. Un bosque de estas características es casi un lujo.

- La dehesa bonita. Próximo al Puerto de Somosierra, existe un espeso bosque en el que cohabitan hermosos abedules, tejos y serbales. En ningún otro paraje de la sierra de la Comunidad de Madrid es posible apreciar éstas tres especies arbóreas en armónica convivencia. Es como una selva secreta que se puede visitar, -sin contar paradas-, en una hora y media. Tiene un recorrido de aproximadamente unos cuatro kilómetros.

- Castaños en Gredos. En las estribaciones de la sierra de Gredos, en Rozas de Puerto Real se erige un bosque de castaños que no es fácil encontrar en cualquier zona de Madrid. Estos árboles, introducidos en España por los romanos, presentan durante el otoño una llamativa tonalidad. Conforman una masa cerrada y continua que ocupa toda la ladera de la sierra.

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- Cortados de la Marañosa. Dentro del parque regional del Sureste, justo en la zona donde el río Manzanares desemboca en el Jarama, hay unos barrancos, especie de laderas verticales, también llamadas cortados, que se han convertido en refugio de aves de gran valor. Por allí habitan el halcón peregrino, el milano negro y el búho real.

- Mariposas en el Regajal. La zona de El Regajal-Mar de Ontígola se encuentra en Aranjuez. Su importancia, más que paisajística, radica en la gran variedad de mariposas que habitan en su entorno. Tan importante es que se convirtió en una reserva natural protegida.

- La senda de los poetas. Tan romántico nombre sólo puede coresponder a una zona de características más que poéticas. La senda de los poetas está en la subida al puerto de la Fuenfría. La zona está cubierta por una masa de pino silvestre muy valorada por su importancia ecológica. En las proximidades también se sabe que existió una calzada romana. La senda, entre Siete Picos y la ladera de la Peñota, rodeada por las cumbres de la sierra, ofrece un espectáculo de obligada visita.

- La peña de Cenicientos. Es una masa de granito con un enorme interés geológico. Está rodeada de grandes masas de vegetación entre las que destacan especies no habituales como el acebo. La peña se halla en uno de los estribos más orientales de la sierra de Gredos, entre los valles del Alberche y del Tiétar. Es una de las atalayas madrileñas menos conocidas y a sólo una hora de la Puerta del Sol. Un auténtico remanso de paz, donde sólo se escucha el silencio.

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