Vaillant, un discreto hombre de confianza de Jospin
A sus 51 años, Daniel Vaillant ha logrado finalmente lo que quería: ser ministro de Interior. Es un deseo extraño, pero Vaillant se lo había planteado ya a Jospin en 1995, cuando fue su director de campaña presidencial. Que Jean-Pierre Chevènement ocupara el puesto al que él aspiraba le supo mal, pero su amistad con Jospin, que viene de veinte años atrás y nunca ha sido cuestionada, hizo que no se quejase al ser nombrado ministro de Relaciones con el Parlamento a pesar del año que Vaillant pasó estudiando y siguiendo cursillos para altos funcionarios de Seguridad.De familia modesta, Vaillant es biólogo de formación, pero político profesional desde 1981. Hasta su entrada en el Gobierno, era el número dos del Partido Socialista. Todo empezó mucho antes, cuando con apenas 17 años se adhirió a la Convención de instituciones republicanas de François Mitterrand, que llevó a la creación de un nuevo Partido Socialista (PS) en 1971. Al año siguiente, Vaillant ya era primer secretario de la federación socialista del distrito 18 de París. De 1981 a 1986, Vaillant fue suplente de Jospin como diputado de París; después elegido él mismo, mantuvo el escaño de 1988 a 1993. Luego fue reelegido en 1994 y 1997.
Vive desde hace muchísimo tiempo en el barrio parisino de la Goutte d'Or, el de mayor presencia magrebí de toda la capital. "Cuando perdimos las elecciones en 1993 y me quedé sin cargo alguno la gente nos insultaba por la calle, nos trataba de podridos, de peseteros. Cuando decía que yo seguía viviendo en la Goutte d'Or, además me llamaban imbécil", recuerda con humor Vaillant.
Para el puritanismo protestante de Jospin, la fidelidad a los orígenes de Vaillant es una virtud indudable. No se trata de un hombre brillante, de un gran orador o de un tipo malicioso con la respuesta siempre a punto. La grandilocuencia chevènementista tiene poco que ver con la discreción de Vaillant que, en cambio, pasa por ser un gran organizador. Él dice de sí mismo que su principal misión durante estos años ha sido "servir de airbag a Lionel".
Ahora los golpes de los que deberá proteger al primer ministro vendrán de Córcega, sin duda, pero también de la reorganización de la policía. Chevènement puso en marcha una policía de proximidad, un concepto, pero no se ocupó de financiarlo. El tema de la inmigración puede ser conflictivo, pero su experiencia diaria y la implosión del Frente Nacional le ayudaran a resolverlo.
La presencia de etarras en teritorio francés será también otro de los temas que tendrá que abordar y no hay razones para pensar que lo haga desde una óptica distinta, es decir, no será la prioridad entre las prioridades, pero la policía española podrá contar con una buena cooperación.
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