"Vale la pena pagar un precio alto por entrar en la UE"
ENVIADO ESPECIALEste químico de 60 años, miembro del partido Acción Electoral Solidaridad (AWS), de derecha, recibe hoy en Varsovia al presidente del Gobierno español, José María Aznar, quien realiza una visita de dos días a Polonia.
Pregunta. Para preparar esta entrevista leí una de enero de 1998 de usted con este periódico, en la que declaraba: "Creo que Polonia estará en la Unión Europea (UE)en 2001". Me parece que falla usted un poco como profeta.
Respuesta. El año 2001 acaba el 31 de diciembre. El 2003, cuando pensamos estar en la Unión Europea, empieza el 1 de enero. Me he equivocado exactamente en un año.
P. En Europa se habla ya de 2005.
R. Desde nuestro punto de vista, el retraso en la ampliación puede producirse en el futuro por una resistencia por parte de la UE. Hacemos todo lo posible para persuadir a los miembros de la Unión de que la ampliación les favorece. Sobre todo es una gran oportunidad para estabilizar el continente europeo. No basta con la participación en la OTAN. También merece la pena fortalecer la estabilidad de los países de Europa central y del Este por medio de una economía fuerte y sana. Para la ampliación tienen que prepararse ambas partes: la UE y los países candidatos.
P. ¿No tiene usted la sensación de que Europa piensa más con criterios mercantiles que políticos?
R. Efectivamente, ahora prevalece esa visión. Hace unos años era diferente. Sobre todo tras la victoria del sistema democrático en Europa central y oriental. Ahora cuenta más el dinero. Esto, por supuesto, no es malo, pero al mismo tiempo oscurece la verdadera perspectiva política del continente europeo. En el proceso de la ampliación de la UE existen valores que no se pueden medir en dinero. Por ejemplo, nuestra seguridad común. ¿Cómo se puede medir el hecho de conseguir una influencia positiva sobre los países al este de Polonia? Ucrania, por ejemplo, tiene 55 millones de habitantes y también la influencia sobre Rusia, con 150 millones. A cada miembro de la UE debería importarle que la estabilidad abarque todo el continente europeo, incluido el Este. Esto puede ser también una fuente de desarrollo para la UE, porque en los países del este europeo están sin aprovechar sus grandes posibilidades. Imaginemos qué sería la UE sin España, Portugal y Grecia. Sería mucho más pobre. La UE en su día tuvo que hacer un gran esfuerzo para aumentar el nivel de vida y el potencial económico de esos países. La experiencia nos enseña que la ampliación cuesta a sus miembros, pero al mismo tiempo les da una gran oportunidad, mayor sin comparación a la que hubieran tenido sin la ampliación.
P. Cuando entró España, gobernaba otra generación en Europa. El canciller alemán Helmut Kohl y el presidente francés François Mitterrand tenían una visión histórica. Ahora, en Europa, y en concreto en Alemania, gobiernan políticos nacidos después de la guerra, sin complejos de culpa, que piensan en términos más pragmáticos, en el cuánto cuesta.
R. A principio de los años noventa, cuando se produjo la euforia por la demolición del orden implantado en Yalta, esos mismos jóvenes mostraban más entusiasmo sobre la unión de Europa. Recordaban bien cómo era la Europa de los años setenta y ochenta: partida de una manera injusta y, por decirlo así, incapacitada. Como se puede ver, olvidamos con rapidez que la verdadera oportunidad en Europa consiste en estar juntos, construir unidos la fuerza y la estabilidad de nuestro continente.
P. ¿Cómo puede Polonia entrar en la UE con una agricultura como la que tiene?
R. Un 30% de la población más o menos vive en el campo y un 20% de la agricultura. Se trata de una estructura no muy distinta a la de España cuando se preparaba para la integración en la UE. Ustedes son un ejemplo para nosotros. Han tenido éxito en la reestructuración de la agricultura y pensamos que nosotros también lo podemos tener.
P. Pero Polonia no tiene el turismo que recibe España y, además, cuenta con una industria obsoleta.
R. Polonia tiene otras reservas sin explotar. Durante 44 años vivimos en un sistema antinatural, ineficaz, el de la economía comunista. En 10 años estamos logrando hacer funcionar una economía basada en nuevos principios. Desde hace seis años el crecimiento anual es de un 6%, excepto el año pasado, que fue algo más del 4%. Fue el año de la crisis en Rusia y en toda Europa. En los años noventa la inflación en Polonia bajó de varios cientos por ciento al 10%. Hemos introducido profundas reformas sociales que modernizan nuestro sistema. La reforma de la minería, muy costosa, presenta tras dos años de trabajo un balance positivo. El costo social es muy alto, pero los resultados son favorables. Estamos preparados para mantener esta postura durante otros dos años y medio, para lograr un ajuste total con la UE. Sabemos apreciar la oportunidad que brinda a Polonia la entrada en la UE, pero quisiéramos que la otra parte aprecie también esta oportunidad.
P. Existe el temor de que los polacos invadan el mercado laboral, sobre todo en Alemania.
R. Tomamos como ejemplo España. No ocurrió nada parecido tras el ingreso de su país en la UE. Los austriacos y los alemanes ya no hablan de esta amenaza. En los últimos tiempos han regresado a Polonia 500.000 personas procedentes de la UE. En su mayoría salieron en los años ochenta por la falta de perspectivas. Ahora ven que las hay y regresan. No cabe duda de que pasará lo mismo con los que trabajan en los países de la UE.
P. Usted es de Silesia. ¿No tiene miedo de que los alemanes acaben comprando ese territorio?
R. No. Tampoco ocurrió en otras regiones europeas donde pudo haberse producido esa inquietud. ¿Qué significa comprar Silesia?
P. Comprar tierra, que en Silesia cuesta 10 veces menos que en Alemania.
R. No tenemos problemas en cuanto al pasado histórico de esta región. No obstante, la diferencia en el precio de la tierra es el motivo por el que nosotros prevemos un periodo transitorio de 18 años hasta que se establezca un mercado libre de la tierra. Está calculado desde el punto de vista de las necesidades de nuestra agricultura. Queremos que los agricultores polacos amplíen sus fincas, teniendo en cuenta el equilibrio de los precios de la tierra en los dos países. Me parece que es un periodo suficiente.
P. España recibe fondos de la UE y existe el temor de que se pierdan con la ampliación al Este.
R. España tendrá también una gran oportunidad con la entrada de Polonia en la UE. Estamos en el mismo grupo de países casi grandes. Tenemos las mismas expectativas en cuanto a la agricultura. Estamos en el mismo bando. También somos muy próximos en la tradición y la cultura. Para la industria y la agricultura españolas se abre un mercado nuevo, porque nuestros productos agrícolas se complementan y no somos competencia.
P. Si dejan algo los alemanes.
R. Los alemanes no tienen los productos agrícolas españoles. Por ejemplo, naranjas.
P. ¿Qué opina usted de la Europa de dos velocidades preconizada por Alemania y Francia?
R. No somos partidarios de este tipo de conceptos. Esto podría causar tensiones internas en la UE. Estoy convencido de que la UE puede permitirse ofrecer a todos sus miembros las mismas condiciones. Es una gran oportunidad para la UE a fin de lograr competitividad en el mundo y no provocar competencia interna.
P. Al analizar las transiciones políticas se compara a veces la polaca y la española. Me llama la atención el proceso de limpieza seguido en Polonia contra algunos políticos. ¿No cree que 10 años después del cambio ya es hora de olvidar el pasado?
R. Hay dos grandes diferencias entre España y Polonia. En 1989, nosotros recuperamos la independencia y no sólo condiciones para el desarrollo de la democracia. Que durante 44 años Polonia no fuese un país libre repercute en la situación actual y en el asunto de la limpieza. Quisiera recordar que la ley de limpieza se aprobó en la anterior legislatura, en la que no estaba presente mi partido. No estaba yo ni muchos entre los políticos que hoy desempeñan cargos públicos. La segunda diferencia es que España no tuvo que construir una economía de mercado libre porque ya la tenía antes de conseguir la democracia. Nosotros estábamos mucho peor que España en el momento de la transición.
P. Por eso ha sido más fácil la entrada de España en la UE.
R. Nuestra experiencia histórica nos enseña, mucho mejor que a los españoles, que vale la pena pagar un precio alto para obtener un buen resultado y una adhesión rápida a la UE. Pagamos muy caro la falta de independencia del país y de una economía libre de mercado. La gente en Polonia sabe que merece la pena huir de esto lo antes posible, aun a costa de pagar un precio alto.
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