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El mar cruel

El accidentado submarino Kursk y sus 116 desesperados tripulantes permanecen hundidos en el fondo de una de las rutas marítimas más hostiles. (...) Esta tragedia sería, para cualquier nación, un acontecimiento catastrófico. Para Rusia es una terrible metáfora de los riesgos a los que todos los sectores de su maquinaria militar están expuestos debido a la escasez de equipamiento y a su bajo mantenimiento. Los equipos de rescate están luchando no sólo para salvar la vida de esos hombres, sino también por el futuro de la Flota del Norte como clave estratégica de Rusia. (...) Éste no es el primer accidente que sufre un submarino nuclear ruso, pero sí es el primero sobre el que los rusos, y el mundo entero, han sido informados en tiempo real. (...) La investigación sobre este accidente tendrá una fuerte carga política por estar teñida con la tragedia humana. En Rusia, tanto los partidarios de concentrar la mayor parte del presupuesto militar en la disuasión nuclear como los partidarios de la defensa convencional van a utilizar este desastre como admonición. (...) Asimismo, el accidente atraerá la atención sobre la amenaza que supone la corroída flota nuclear rusa. (...) El rechazo de Rusia de la ayuda ofrecida por EE UU y el Reino Unido para rescatar a los tripulantes del Kursk es una decisión que puede despertar la rabia popular en el caso de que mueran. Pero si este desastre sirve para que nuevas ayudas puedan hacer más seguros los carcamanes radioactivos que contaminan la base de Severomorsk, sede de la Flota del Norte, dar una respuesta positiva será tanto en interés de Rusia como del mundo.

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