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"Zonas públicas prohibidas"

Pilar Bonet

Si se exceptúa Berlín, donde la violencia se ha contraído de modo espectacular, los cinco länder alemanes que formaron en el pasado el territorio de la RDA van a la cabeza de Alemania por el número de sucesos violentos relacionados con la extrema derecha que se producen por cada 100.000 habitantes. Sajonia-Anhalt se lleva la palma, con un índice de 3,04. Al analizar las causas del arraigo de la violencia en el Este, los expertos y los políticos culpan a la educación autoritaria, el distanciamiento de la RDA respecto al pasado nazi y la frustración que se ha acumulado en el Este tras la reunificación debido al paro y la falta de despegue económico.

Tras las palizas a indefensos, los incendios de locales turcos, la profanación de tumbas judías, los cantos nacionalsocialistas prohibidos, los gritos y saludos nazis proferidos entre los efectos del alcohol y las páginas propagandísticas de Internet (ya son 400), las instituciones hoy dirigidas por los miembros de la generación del 68 acumulan argumentos para legitimar una mayor intervención represiva y un recorte de las libertades cívicas. De la primera tendencia es ejemplo la nueva ley de policía que el Gobierno del land de Brandeburgo acaba de redactar para que sea aprobada antes de fin de año en el Parlamento local.

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En 1990, Brandeburgo fue escenario de la muerte de la primera víctima de los skinheads tras la reunificación (un africano de 28 años atacado en una discoteca de Eberswalde). La ley contempla la posibilidad de crear "zonas públicas prohibidas" a individuos potencialmente peligrosos durante un máximo de tres meses y de dar carta blanca al Ministerio del Interior para vigilar por vídeo hasta diez lugares públicos, como estaciones o plazas. También protegería a un policía que mate a alguien con el arma de servicio si el portador no hubiera tenido otro medio para defenderse o salvar una vida en peligro.

La policía, que en Alemania es competencia de los länder, tiene hoy argumentos para pedir y obtener un aumento de personal. Brandeburgo se propone ampliar la MEGA, un cuerpo de intervención especial contra la xenofobia que tiene hoy 40 agentes para un entorno de 600 ultraderechistas potencialmente violentos, según Eike Lancelle, secretario de Estado del Ministerio del Interior. A fines de agosto, durante su visita por el este de Alemania, el canciller Gerhard Schröder visitará la MEGA.

Brandeburgo quiere también ampliar los servicios de defensa de la Constitución y el contingente de policía, que hoy consta de 8.500 agentes. Berlín, a su vez, se plantea restringir las manifestaciones junto a la puerta de Brandeburgo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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