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Los invernaderos del Poniente consumen más del triple del agua que se debe extraer de los acuíferos

Tereixa Constenla

El primer borrador del plan de ordenación del territorio del Poniente de Almería, elaborado por la Consejería de Obras Públicas y Transportes, alerta sobre la degradación ambiental provocada por la proliferación de invernaderos. Los acuíferos aportan 125 hectómetros cúbicos al año, el 200% de una explotación sostenible, para atender la demanda de riego de 17.000 hectáreas invernadas. Resolver la acumulación de residuos, las deficiencias viarias y la ocupación de zonas inundables son algunas de las urgencias que observa el plan para ordenar el territorio.

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Peligrosidad sísmica

Incapacidad pública

El desarrollo económico generado por la agricultura intensiva en la comarca del Poniente de Almería se ha producido a un ritmo trepidante, que ha transformado el territorio a la misma velocidad. La rapidez con la que se han extendido los invernaderos, y después una malla industrial auxiliar, ha provocado drásticos cambios en el paisaje de un modo desordenado y a costa de fuertes impactos ambientales. El primer borrador disecciona los problemas provocados por el trepidante crecimiento económico vinculado a la agricultura y al turismo, los dos pilares de la zona, y apunta medidas para atajarlos.Desde la aparición de los primeros invernaderos en 1960, fruto de ensayos, la expansión de la superficie invernada ha sido constante, a pesar de las deficiencias hídricas de la zona. Alrededor de 17.000 hectáreas (una extensión equivalente a la que ocuparían 17.000 campos de fútbol) están cubiertas por plásticos en la actualidad. Su talón de Aquiles es el agua. Los acuíferos de la zona soportan un volumen de bombeos de 125 hectómetros cúbicos al año, que representan un 200% de la capacidad que una explotación sostenible permitiría, agravado por su salinización. Esta sobreexplotación está provocando, según el informe, un "deterioro cuantitativo y cualitativo que aleja cada vez más la posibilidad de retornar a un equilibrio de explotación y disminuye los recursos explotables".

El documento, que se someterá ahora a información pública, reprocha la incapacidad de la intervención de las Administraciones para atajar estos problemas: "Buena parte de sus iniciativas dirigidas al aumento de los recursos ha fracasado, caso del embalse de Benínar, o están pendientes de complejas decisiones políticas". Se plantea el diseño de un modelo de aprovechamiento del agua que permita la sostenibilidad "sin cuestionar la evolución del sector", al considerar que una autolimitación o reducción de invernaderos no resultaría lógica, a la vista de su competitividad y su capacidad para asumir innovaciones tecnológicas.Sobre la degradación de espacios de valor ambiental, el informe destaca la situación de humedales en la vega de Adra, ocupados por explotaciones hortofrutícolas hasta la orilla, las extracciones "indiscriminadas" de arena demandada por los invernaderos en el litoral (el consumo anual actual se estima en 200.000 metros cúbicos) y la alteración en la sedimentación costera producida por el embalse de Benínar y obras de los puertos de Almerimar y Adra. Con todo, destaca como más arriesgado la ocupación de las riberas de ramblas por invernaderos, a la vista del historial catastrófico de origen climático que cuenta la zona, debido a las precipitaciones torrenciales, la topografía que alterna zonas llanas con pendientes elevadas, la escasa cubierta vegetal y la poca infiltración de los suelos. Los riesgos de inundación y los mayores coeficientes de peligrosidad se localizan en El Ejido, la vega de Adra y el entorno de Roquetas de Mar.

Algunos efectos ambientales generados por la agricultura intensiva son, en parte, ya inevitables. El documento enumera como repercusiones de difícil corrección la pérdida de vegetación natural, la sustitución de los suelos o las alteraciones topográficas y microclimáticas. Pero también se citan otros de posible corrección, sobre los que sólo ha comenzado a actuarse recientemente, como es el caso de los vertidos. En el Poniente se producen al año unas 500.000 toneladas de residuos vegetales y entre 15.000 y 20.000 toneladas de desechos plásticos. Aunque el estudio no recoge cifras sobre residuos tóxicos y peligrosos, de alto riesgo para la salud y el medio ambiente, recuerda que en 1989 se consumieron fitosanitarios y fertilizantes por un importe de 3.647 millones de pesetas.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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