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Un picador minero que se drogaba

"Si yo entro de nuevo a trabajar de picador no duro ni media hora, porque ahora ya no puedo ni con el martillo. De hecho, ya antes muchas veces consumía drogas para poder aguantar las jornadas bajo tierra y ahora lo hago en parte para soportar los dolores físicos", explica Faustino, un asturiano que deambula por el poblado marginal de Madrid.Su esposa se separó de él y la mujer ha reemprendido su vida con otro hombre. Sus hijos están acogidos en centros de protección de la Junta de Castilla y León y su madre le espera en Ponferrada sin saber que su hijo malvive por las calles vendiendo revistas cuyo objetivo es ayudar a los indigentes.

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