Joaquín Martínez sale del 'corredor de la muerte' y espera otro juicio
Nuevas pruebas
Tras pasar 1.144 días en el corredor de la muerte del Estado de Florida (Estados Unidos) condenado por un doble asesinato, el español Joaquín José Martínez fue trasladado ayer a un centro penitenciario de la ciudad de Tampa, en espera de que se celebre un nuevo juicio.Hace dos meses, el Tribunal Supremo de Florida anuló el primero al admitir que se habían violado sus derechos procesales e invalidó su condena a morir en la silla eléctrica. "Le hemos salvado la vida y ahora queremos ponerlo en libertad", dijo ayer emocionada la madre de Martínez, Sara Pérez, camino al centro penitenciario de Orient Road, en Tampa, a 160 kilómetros del penal de Raiford, donde su hijo estuvo recluido hasta la madrugada de ayer. Los Martínez viven en Miami y todas las semanas han recorrido 1.130 kilómetros para ver a su hijo.
Un jurado condenó a Martínez en abril de 1997 sólo en base a pruebas circunstanciales. El Supremo falló en junio que al no hallarse un arma homicida ni existir testigos directos los fiscales recurrieron a argucias inadmisibles y el juez aceptó erróneamente como prueba la transcripición de partes ininteligibles de una cinta de vídeo incriminatoria. El mismo juez que instruyó la primera causa, J. Rogers Padgett, será el que presida la segunda.
Ante él deberá comparecer el próximo martes Martínez. Será la vista en la que el magistrado Padgett señale la fecha de comienzo del nuevo proceso, posiblemente dentro de varios meses, según dijo a EL PAIS el abogado de Martínez, Peter Raben.
Ahora, el caso de Martínez comienza "desde cero". Los fiscales le imputarán los cargos otra vez y puede que presenten nuevas pruebas y testimonios o quizás los mismos. La defensa cuenta con pruebas y testigos adicionales que por el momento no quiere revelar. Martínez siempre ha mantennido su inocencia. Hay varias pruebas de la fiscalía, explicó Raben, que el abogado que defendió a Martínez en el primer juicio nunca objetó. Por ejemplo, el uso de "dos testigos sorpresa que alegaron haberle visto con un maletín de marihuana. También se admitió el testimonio de otro reo, Gerard Jones, alegando que Joaquín le había pagado para que implicara a una tercera persona. Luego Jones se retractó, pero el jurado nunca lo supo".
La familia asegura que Martínez fue víctima de una investigación que se cerró apresuradamente porque el padre del asesinado era asistente del sheriff que detuvo al joven español. Para continuar la defensa del caso dicen necesitar 400.000 dólares (unos 72 millones de pesetas), según el presupuesto que ha calculado su abogado y piensan acudir a la generosidad de los españoles que ayudaron en el proceso de apelación.
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