Un universo artístico mágico

Dana Zamecnikova, Hiroshi Yamano, María Luggosy, Zoltan Bohus, José Francisco Castrillo, Chantal Royant,... Todos tienen una cualidad en común: moldean el vidrio a su antojo, como si fuera plastilina, y lo convierten en arte. Sus nombres apenas figuran en las páginas de los diarios. Pero dicen los expertos que son lo que Chillida a la escultura o Picasso a la pintura. La Kutxa pretende ahora sacarlos del desconocimiento para el gran público y difundir su trabajo con dos exposiciones simultáneas y complementarias en sus salas del Boulevard de San Sebastián: Fragilidad fundida, que reúne 52 obras de artistas nacionales e internacionales y Búsqueda interior, una síntesis de las propuestas de la mexicana Ana Thiel. En total, se exhiben 75 piezas de 35 autores originarios de 11 países.El arte del vidrio tiene varios miles de años de antigüedad. El primer ejemplar del que se tiene conocimiento data del 12.000 a. C y el primero conservado, del 7.000 antes de nuestra era, indicó el comisario de la exposición, Eliseo de Pablos. Unos 5.000 años después, los egipcios trabajaban este material en talleres. También sirios, romanos y artesanos del mediterráneo y de territorios centroeuropeos plasmaron su creatividad en este material. Sin embargo, como lamentó De Pablos, "este arte es muy poco conocido" y ha permanecido en un eterno segundo plano. Sólo a mediados de los años 50 se reivindicó su importancia a nivel internacional, cosa que no ha ocurrido en España.

La doble exposición que hoy inaugura Kutxa permite aproximarse a las distintas técnicas utilizadas por los creadores actuales; desde el vidrio colado, hasta el soplado, la pasta de vidrio, los termoformados o el fundido, una fórmula novedosa que utiliza con maestría el estadounidense Narcissus Quagliata. Este artista está presente en la muestra a través de Unknown in red y Unknown in white, dos piezas en las que plasma primero en rojo y luego en blanco, el retrato de un hombre desconocido.

El artista José Francisco Castrillo, uno de los autores de la muestra colectiva, se lamentaba ayer de que este material haya estado más asociado "al mundo del regalo, de la artesanía, que al arte". Las piezas que conforman la exposición muestran al espectador auténticas esculturas "de una magia incontestable", según De Pablos. Basta observar Carnavale 71, un auténtico pierrot tumbado realizado por el italiano Archimede Seguso en vidrio colado, o las dos cajitas en tonos verdes y rosas que presenta el japonés Kyohei Fujita, para apoyar la tesis de que éste no es un género artístico menor.

Dijo el comisario que los creadores contemporáneos "consiguen universos cargados de sorpresas que abren un inmenso campo de posibilidades estéticas". Cada artista muestra el suyo propio, matizado por los colores, formas y, sobre todo, por la utilización de la luz. El húngaro Zoltan Bohus, por ejemplo, muestra su dominio de las transparencias en Cosmic spheres, una pieza realizada con la técnica de vidrio laminado pulido que aparenta tener distinta luminosidad dependiendo de dónde se mire.

Esta muestra colectiva tiene un buen complemento en la exposición de Ana Thiel, una artista mexicana que convierte la escultura en vidrio en una forma de explorar la naturaleza. Thiel utiliza la técnica del vaciado en arena para atrapar a la vez "las transparencias y colores". La artista, que ha expuesto su obra en países como México, Estados Unidos y Japón, presenta piezas abstractas que buscan "invitar a la fascinación". Sólo algunas de sus obras se enmarcan dentro de un terreno más figurativo; la escultura Rocas 3 por ejemplo, en la que recurre al vidrio formado libre.

Fragilidad fundida y Búsqueda interior ofrecen en conjunto una visión amplia del arte del vidrio contemporáneo internacional y demuestran la gran variedad de discursos creativos posibles dentro de una disciplina artística que exige partir de un perfecto dominio de la técnica. Esta propuesta expositiva estará abierta al público hasta el próximo 3 de septiembre todos los días en horario de 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 21.00.