Cálculos en la farmacia

Los primeros días de aplicación de los precios de referencia traerán consigo, previsiblemente, algunas complicaciones numéricas en la oficina de farmacia. Si el médico ha recetado un fármaco de precio superior al de referencia, el paciente tendrá que elegir entre estas dos posibilidades:1. Aceptar que el farmacéutico se lo sustituya por un genérico de precio inferior al de referencia. En este caso, el paciente sólo pagará la parte que le corresponda del precio del genérico (como ocurre con cualquier otro fármaco): es decir, un 40% del precio en el caso de la población general, un 10% (o menos) en el caso de los enfermos crónicos, y nada en el caso de los pensionistas.

2. Insistir en llevarse el fármaco caro que le ha recetado el médico. En este caso, el paciente paga la suma de dos conceptos: primero, el porcentaje que le corresponda (40% si es población general o 10% si es crónico) del precio de referencia (no del precio del genérico, que puede ser inferior). Y, segundo, la diferencia entre el precio del fármaco recetado y el precio de referencia. Los pensionistas siguen sin pagar nada.

La situación con los enfermos crónicos es algo más complicada, ahora y antes. Cuando el envase (sea cual sea) cuesta menos de 4.390 pesetas, los enfermos crónicos pagan un 10% de ese precio. Pero, cuando cuesta más de 4.390 pesetas, sólo pagan una cantidad fija de 439 pesetas.