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Un insumiso sevillano entra en prisión para cumplir una condena por desertar

El Parlamento andaluz y el Ayuntamiento pidieron el indulto

Tereixa Constenla

El sevillano José María Trillo-Figueroa Calvo, de 25 años, ingresará mañana en la prisión militar de Alcalá-Meco. Su deserción del Ejército, la forma más radical de insumisión, le ha costado dos años y cuatro meses de cárcel. Cuando finalice la condena, a finales de 2002, ya no habrá servicio militar obligatorio, uno de los objetivos del movimiento en el que militó. Trillo-Figueroa es de los pocos insumisos que no ha recibido el indulto del Consejo de Ministros, a pesar de las peticiones formuladas por el Parlamento andaluz, el Ayuntamiento de Sevilla o el premio Nobel José Saramago.

José María Trillo-Figueroa vive en los últimos tiempos algunas paradojas. A pesar de su experiencia práctica con los laberintos judiciales, ha aprobado 4º de Derecho a excepción del Procesal. La mayor contradicción, sin embargo, será su condena. "Es un castigo. ¿Qué daño le ha podido hacer un niñato de Sevilla al Ejército? El daño, en todo caso, se lo hemos hecho al servicio militar, y va a desaparecer", expone.En 1997, para denunciar "el atropello de la mili" y porque no creía "en la necesidad de que los pueblos tengamos que agredirnos", optó por la línea dura: la objeción sobrevenida. Se alistó, lo destinaron a una base de Badajoz y, después de pasar tres días escuchando a Leonard Cohen, leyendo y disimulando lo poco que le interesaba aprender a desfilar, aprovechó un pase de pernocta para desertar. "Creía que era más rentable políticamente", recuerda. La insumisión ordinaria, que se penaba con inhabilitaciones de 10 a 14 años, tampoco le compensaba personalmente: "No quería estar viviendo en la economía negra hasta los 49 años".

Un tribunal militar le condenó en 1998, en un consejo de guerra, a dos años y cuatro meses de cárcel, la pena mínima para las deserciones. La sentencia fue confirmada por la Sala Quinta del Tribunal Supremo. En diciembre pasado pidió el indulto al Gobierno, avalado por instituciones, como el Parlamento andaluz, el Ayuntamiento de Sevilla, la Facultad de Derecho o el alcalde de Seu D`Urgell, donde ha trabajado varios veranos. Una treintena de asociaciones se sumaron a la petición, entre ellas Ecologistas en Acción y Derechos Humanos, a las que está afiliado. Entre la lista de apoyos figura el escritor José Saramago.

El indulto del Gobierno, sin embargo, no ha llegado para evitar que el insumiso, pariente lejano de Federico Trillo, titular del Ministerio de Defensa, que ayer negó la relación familiar, ingrese en prisión. El jueves, junto a un auto que ordenaba la ejecución de la sentencia, recibió un billete de AVE de ida a Madrid. "Me gustaría saber qué peligro represento para que me lo denieguen y me revienten la vida como van a hacer", dice. Desde el lunes, tendrá que renunciar a su beca en Fasa-Renault, a su labor como secretario de la asociación de vecinos de San Lorenzo, al voluntariado en una federación de ayuda a toxicómanos y a la pasantía en un bufete.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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