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Schröder logra una reforma fiscal que rebaja drásticamente el impuesto sobre la renta

Pilar Bonet

El Bundesrat (la Cámara alta de los länder o Estados federados alemanes) aprobó ayer en Bonn la reforma del sistema fiscal elaborada por el Gobierno con el fin de que Alemania mejore su capacidad para competir internacionalmente, atraiga inversión extranjera, reduzca su desempleo y desempeñe un papel más destacado como locomotora de Europa. La aprobación de la reforma fiscal, por 41 votos a favor y 28 en contra, culmina un proceso de seis años de tediosas discusiones y supone una importante victoria política para el canciller, el socialdemócrata Gerhard Schröder, que puede ahora mirar con más seguridad hacia la segunda mitad de su mandato y hacia las elecciones del año 2002.

"Éste es el momento de aprobar la reforma fiscal, una reforma fiscal que pueda desplazar a Alemania desde el penúltimo puesto de la Unión Europea en la escala de crecimiento económico hasta la cabeza de los grandes países, el lugar al que pertenecemos", manifestó el ministro de Finanzas, Hans Eichel, en un vehemente discurso ante la Cámara. La decisión del Bundesrat fue el golpe más duro encajado por la oposición democristiana desde el escándalo financiero protagonizado por Helmut Kohl. En vez de forzar al Gobierno a una nueva negociación en otoño, la CDU vio escindidas sus filas, debido a la disidencia de sus dirigentes regionales en Berlín, Brandeburgo y Bremen. Éstos se saltaron la disciplina de partido y dieron su voto al Gobierno a cambio de diversas concesiones económicas, negociadas en un regateo que se prolongó hasta primera hora de la mañana de ayer. Las concesiones se plasmaron en una resolución adicional, que deberá ser votada en otoño por ambas Cámaras, para poder incorporarse con carácter de ley a la reforma aprobada ayer. Ésta entrará en vigor en enero de 2001 y, una vez incorporada la resolución de ayer, supondrá un descenso progresivo de los tipos del impuesto alemán sobre la renta, el equivalente al IRPF. Éste pasará desde el 51% y 22,9% actuales hasta el 42% y 15% (máximo y mínimo, respectivamente).

La estrategia de Gerhard Schröder fue una amarga lección para la presidenta de la CDU, Angela Merkel, que hubiera querido estampar el "sello" de la CDU en la reforma, y, sobre todo, para el jefe del grupo parlamentario CDU-CSU, Friedrich Merz. Este político, que había rechazado de forma rotunda la reforma, vio puesta en evidencia su inexperiencia, pero anunció que no dimitiría. Merz recibió el apoyo de Merkel, quien mostró su esperanza de que lo sucedido ayer sería entendido como un desafío para mejorar. Varios altos representantes de la oposición, incluido el jefe del Gobierno de Baviera, el socialcristiano Edmund Stoiber, dejaron entrever que el partido procederá a una clarificación a puerta cerrada de las responsabilidades y errores que condujeron a la aparatosa derrota. Veteranos observadores políticos alemanes no excluyen que el experimentado Stoiber haya jugado conscientemente a "enviar a la hoguera" a los jóvenes sucesores de Helmut Kohl con el fin de perfilarse como único factor de estabilidad en la oposición alemana. Stoiber dijo ayer que el fracaso no supondrá "ninguna erosión de la oposición" y elogió la labor de Merz.

Además de la reducción suplementaria de un punto del tipo máximo impositivo en 2005, la resolución en la que se concretó el pacto con los disidentes de la CDU prevé mecanismos para no discriminar a los empresarios de tipo medio con respecto a las sociedades de capital, que era el principal reproche que la CDU hacía a la ley de reforma fiscal. En Alemania, los empresarios de tipo medio, que son los que crean más empleo y puestos de formación profesional, cotizan como personas físicas y se veían discriminados en las transmisiones patrimoniales o ventas.

Tras las modificaciones efectuadas, Eichel calculó que el volumen de descarga fiscal para el año 2005 será de 60.000 millones de marcos, de los cuales 25.000 millones, dijo, corresponden a los empresarios medios. Además, la reforma contempla un aumento progresivo del mínimo anual exento de impuestos desde los 13.499 marcos actual hasta un total de 15.011 marcos en 2005. El impuesto de sociedades, por otra parte, desciende al 25% a partir de 2001. En la actualidad, este impuesto alcanzaba el 40% y el 30%, según se repartieran dividendos o se reinvirtieran.

La última sesión del Bundesrat en Bonn, antes del traslado de esta Cámara a Berlín, fue un espectáculo político de categoría. Cuando el alcalde de Berlín, el democristiano Eberhard Diepgen, salió a la tarima de oradores, Stoiber y su colega de Baden-Wurtemberg, Erwin Teufel, mudaron de rostro. Lo que tenía que decir Diepgen era una píldora amarga para sus correligionarios: Berlín votaría por la reforma fiscal de la socialdemocracia.

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El empresariado alemán reaccionó ayer positivamente. El economista jefe del Deutsche Bank, Norbert Walter, manifestó que Alemania era la vencedora de la jornada y pronosticó que tras la subida de las exportaciones de 2000 puede seguir una subida de las inversiones en 2001 y una subida del consumo en 2002.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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