El Ayuntamiento de Lleida advierte de que no hay trabajo para todos los inmigrantes
"Que no vengan más inmigrantes porque aquí no hay trabajo para tanta gente". Éste es el llamamiento que hizo ayer el Ayuntamiento de Lleida para frenar la llegada masiva de temporeros a la ciudad, procedentes mayoritariamente de países del Magreb y del África subsahariana, creyendo que encontrarán fácilmente trabajo en la campaña de recolección de la fruta. Las autoridades responsables en la cuestión ignoran cuántos extranjeros hay actualmente en la provincia, aparte de los 1.800 que han solicitado su regularización.
Más que nunca
Fuentes de la subdelegación del Gobierno afirman que la situación es coyuntural y se normalizará a medida que este desmesurado contingente de mano de obra flotante se vaya incorporando a la campaña de la fruta, que todavía no se halla en su momento álgido. Sin embargo, el Ayuntamiento de Lleida cree que el problema que se ha creado es muy complejo, porque todas estas personas han llegado con la falsa expectativa de encontrar un trabajo donde no lo hay. El alcalde de Lleida, el socialista Antoni Siurana, pidió ayer la colaboración de otros organismos humanitarios para poderles atender dignamente. "No puede ser que sólo se preocupe del problema el Ayuntamiento, ya que la realidad nos desborda por mucha voluntad que pongamos. Esto pasa porque Lleida tiene fama de tratar a los temporeros con cordialidad", señaló Siurana.
La gran cantidad de inmigrantes y de indigentes que desde primeros de mes deambulan por las calles de Lleida y por las de los pueblos próximos, en muchos casos sin medios para subsistir más de tres días, ha hecho disparar las alarmas en el consistorio leridano, sobre todo después de ver que quedaban colapsados los servicios asistenciales. La concejal de Servicios Personales, Pilar Nadal, confirmó ayer que este año han llegado más inmigrantes que nunca para trabajar en la fruta. "Quiero advertir a todas las personas que tengan previsto viajar a Lleida con esta finalidad que se abstengan de hacerlo si no tienen un contrato de trabajo. En estos momentos no podemos atender a más gente", dijo Nadal.Una de las primeras consecuencias de la oleada de inmigrantes que soporta la ciudad desde primeros de mes ha sido la saturación del albergue municipal, que no da abasto para atender las necesidades más perentorias de estas personas. Allí se les facilita comida, ropa, aseos y cama, pero en estos momentos las instalaciones ya no dan más de sí y el consistorio se ha visto obligado a habilitar otro local. A partir de hoy y hasta mediados de agosto, en las nuevas dependencias municipales, situadas en el casco antiguo, se repartirán dos veces al día bolsas de comida. Con esta iniciativa municipal se pretende descongestionar el albergue y liberar a los vecinos de las molestias que causan sus usuarios.
Tres vehículos de la Policía Local vigilaban ayer el albergue municipal para evitar incidentes. El goteo de inmigrantes que acuden cada día en busca de comida es permanente. "Esta gente tiene hambre de verdad y son capaces de andar muchos kilómetros por un bocadillo. No había visto nada igual", explicó la concejal Nadal.
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