Contra la pared, sin apoyos y obligado a ceder
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat, llega a Camp David asumiendo el papel de bando más débil en las negociaciones. Aparentemente falto de apoyo, tanto de los países árabes como de una gran parte de la propia sociedad palestina, con el desgaste que le ha supuesto encabezar una Administración sobre la que pesan graves sospechas de corrupción generalizada y sometido a la presión de Hamás, Arafat está obligado a volver de EE UU con algo bajo el brazo o a proclamar unilateralmente un Estado soberano en Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental y, consecuentemente, a encabezar una guerra por la independencia. De lo contrario, su viejo liderazgo habrá llegado a su fin.Arafat se encuentra en uno de los momentos más críticos de sus 36 años de lucha política y militar por la causa palestina. Su pueblo considera que ha llegado al límite de las concesiones que puede hacer; entre otras, la más importante: el reconocimiento del Estado de Israel. Ahora espera que se cumpla de verdad el principio de paz por territorios.
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