Declaran más testigos por la muerte de un hombre junto a un hospital

El médico que operó de un cáncer de laringe al hombre que falleció el pasado abril a 25 metros del Hospital General de Alicante después de que dos celadores se negaran, supuestamente, a ofrecerle asistencia, declaró ayer ante el juez que el paciente evolucionaba "satisfactoriamente" de la intervención 15 días antes de los hechos. La acusación trató de demostrar que el hombre no pereció de cáncer de laringe, como figura en su parte de defunción. Nuevos testigos declararán hoy ante el juez por este caso.

La acusación, ejercida por la esposa del fallecido, se esmera en probar que el hombre pudo salvarse de haber recibido asistencia cuando se desvaneció a escasos metros de la sección de urgencias del hospital. Para ello citó como testigo al médico que ocho meses antes le extirpó un cáncer de laringe. Éste dijo al juez que el paciente evolucionó satisfactoriamente de la operación. Tras una revisión rutinaria que le practicó 15 días antes de su muerte, le encontró bien. No obstante, a preguntas de los letrados de los celadores, el médico no pudo concretar si en la garganta del fallecido pudo reproducirse un tumor que le produjera la muerte. En el acta de defunción consta que el enfermo pereció de cáncer de laringe.Hoy están citados a declarar los testigos que llevaron en brazos al hombre hasta el centro sanitario, donde murió tras ser atendido por los médicos. Para el letrado de la acusación, Rogelio Pérez Brocal, con las declaración de estas personas se intenta delimitar dónde estaba la víctima y qué distancia había entre el hospital y el punto donde el hombre cayó al suelo. El abogado precisó que en ningún momento del proceso se ha cuestionado la profesionalidad de los médicos, sino "el tiempo de asistencia como factor de la muerte".

Tanto el fiscal como la acusación particular deberán ahora concretar si imputan a los celadores el delito de denegación de auxilio o el de homicio por imprudencia.