El Nobel Saramago afirma que la inmigración ilegal no puede ser controlada "ni con murallas ni con metralletas"
El premio Nobel de Literatura José Saramago afirmó ayer que "la situación de los derechos humanos en el mundo es catastrófica". Saramago participó en un seminario sobre derechos humanos en El Escorial. El autor de Ensayo sobre la ceguera reconoció que no tiene "ninguna ilusión respecto a la condición humana", y censuró los intentos de controlar la llegada de emigrantes a Europa. "La necesidad de vivir no puede ser controlada", afirmó, "ni con murallas, ni con metralletas".
El escritor se quejó de la nula atención que reciben los derechos básicos del hombre una vez superados los homenajes del cincuentenario de su declaración universal, celebrado en diciembre de 1998: "Esperaremos pacientemente a que pasen 48 años más", ironizó.
El integrismo religioso, el egoísmo, la confianza desmedida en conceptos como pueblo, patria y democracia, la globalización o el abocamiento hacia la "era de la burocratización total" sustentan buena parte del escepticismo del escritor portugués.
Saramago lamentó "la intolerancia de las religiones, que es la más absurda de todas las intolerancias", y mantuvo que "matar en nombre de Dios es hacer de Dios un asesino". Los nacionalismos también tuvieron su reprobación en la intervención del Nobel: "La patria es mucho más el tiempo en que vivimos que el lugar donde hemos nacido", aseveró, para luego apostillar que la idea de ser ciudadano del mundo es "una tontería", porque "nadie puede ser ciudadano de Ruanda, Etiopía o Sierra Leona".
También hizo una referencia al cambio en México, que se ha interpretado como un triunfo del pueblo. Esta interpretación le sirvió de ejemplo para explicar que muchas veces hablar en nombre del pueblo esconde un abuso: "Entre las idealizaciones más nocivas está la idealización del pueblo". Saramago explicó que todo el mundo es responsable de lo que ocurre a su alrededor, aunque muchas veces se haga lo posible para no pensar en ello. Y sentenció: "Nuestro poder, que es el voto, no llega a cambiar nada en el poder real, que es el poder económico y financiero".
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