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Francisco Rico enseña a apreciar el valor de los textos clásicos

El robo del asno

Despertar la sensibilidad para apreciar el valor de los textos y enseñar las técnicas más modernas para editar los textos con garantía. Éste es el objetivo que se ha marcado el académico de la Lengua y catedrático de Filología Española Francisco Rico para el curso que imparte esta semana en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, bajo el título de La edición de los clásicos españoles. En él se hace un repaso a cuatro clásicos: El libro del buen amor, El Lazarillo de Tormes, La Celestina y El Quijote, y se dedica una última sesión a los autores contemporáneos.Rico ofrece a los alumnos un acercamiento a la metodología de la crítica de texto y del libro, analizando la tradición lachmanniana, la crítica verbal, la bibliografía material y la codicología. Al acabar el curso dispondrán de conocimientos generales, teóricos y prácticos, sobre los modos de proceder en la edición de los clásicos españoles. Según el académico, es importante analizar qué texto se está leyendo y caer en la cuenta de que se producen miles de ejemplos de textos en los que hay desde variaciones mínimas de unas ediciones hasta otras enormes. "Hay que saber discriminar y quedarse con el texto bueno, porque si no no estás leyendo a Antonio Machado, ni a Cervantes, estás leyendo unos textos híbridos sin ninguna garantía".

Rico cita un ejemplo sobre El Quijote. Cervantes hace unos retoques en el original y se olvida de que a Sancho le han robado el asno, por lo que luego aparece Sancho con su asno. Lo intenta arreglar en la segunda edición pero se arma un lío y pone el robo del asno en un lugar equivocado. Luego, en la segunda parte de El Quijote, publicada 10 años después, da por no válida la corrección que había hecho en la segunda edición. "Hay que ver, entre muchos otros problemas, qué texto se está leyendo, porque suele ocurrir que se mezclan las dos ediciones y, en el caso mencionado de Cervantes, éste llegó incluso a rechazar después los cambios hechos en la segunda edición".

Otro ejemplo que menciona Rico es el de La Celestina. En ella intervienen un primer autor, que no se sabe quién es, que escribe el auto primero, y Fernando Rojas, que completa la obra con 15 actos más. "Luego, el público interviene y dice qué pena que se mueran Melibea y Calisto sin haber disfrutado de su amor más de una noche, como ahora en las telenovelas en las que participa y decide lo que va a ocurrir. Entonces, Fernando Rojas, o quizás él con otros, añade otros cinco actos, que pone en medio". El resultado son tres textos muy distintos entre sí. Dice Rico que se puede publicar el de 15 actos, la que se llama Comedia de Calisto y Melibea, y el de 21 actos, que se llama Tragicomedia de Calisto y Melibea, pero lo que no se puede hacer es mezclar las dos cosas.

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