Australia intenta que el Pacífico sur sea santuario de ballenas
Australia, el país anfitrión de la asamblea general de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que se reúne desde hoy y hasta el próximo día 6 en Adelaida (Australia) en su 52ª sesión, pretende que se apruebe la declaración de un santuario de ballenas en el Pacífico sur. La propuesta, que cuenta con el apoyo de los grupos ecologistas, choca con la postura de Japón y de Noruega, que intentan que se levante la prohibición internacional de la captura comercial de ballenas establecida en 1986.Ray Gambell, secretario de la CBI, resumió ayer: "Tenemos dos grupos -los partidarios de las capturas de ballenas y los que están en contra- luchando entre sí. La captura comercial continúa fuera del control de la CBI y es preciso poner esta actividad bajo regulación internacional".
Japón capturó más de 500 ballenas minke el año pasado para lo que ese país define como "objetivos científicos", mientras que Noruega planea capturar 655 ejemplares de esa especie este año amparándose en su protesta presentada contra la moratoria existente. Gambell explicó que esa actividad japonesa es legal, pese a las continuas protestas de los grupos ecologistas que acusan a los nipones de realizar capturas comerciales de ballenas "bajo el disfraz de actividad científica".
"Se trata de intentar hacer frente a esa situación y tal vez el establecimento de un santuario en el Pacífico sur sea una forma de satisfacer a la gente que quiere evitar que las capturas comerciales se extiendan a otras áreas del planeta", comentó el secretario de la CBI, a la que pertenecen 40 países. Para establecer dicho santuario la propuesta, que presumiblemente se votará mañana, necesita el 75% de los votos. El santuario complementaría las áreas ya protegidas en los océanos Índico y Pacífico.
En la lucha por ganar el apoyo de la opinión pública, los grupos ecologistas han lanzado una campaña televisiva en Asutralia con el objetivo de minar las posturas de Japón y de Noruega, mientras que estos dos países se han dirigido a los hogares australianos con panfletos que comparan una prohibición del consumo de carne de ballena con una prohibición de comer pasteles de carne.
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