El Vaticano devuelve a Granada los 'Libros plúmbeos' del siglo XVI
Las obras hacían del islam y el cristianismo una religión sincrética
Escritos en árabe y con alfabeto salomónico, los Libros plúmbeos tienen una curiosa historia: cuando en 1588 se derribó el alminar de la mezquita mayor de Granada para construir sobre ella la futura catedral, apareció un cofre con un pergamino, un trozo de un manto de la Virgen y los huesos de un protomártir, san Esteban. El pergamino, fechado en el siglo I, pero escrito en castellano del siglo XVI, anunciaba la inminente aparición de unos libros que, por su carácter, serían una revelación religiosa.Esos libros aparecieron siete años después en Valparaíso (nombre originario del Sacromonte granadino), junto a las reliquias y restos de supuestos santos y mártires, como san Cecilio, actual patrón de Granada. Los 21 libros, que son planchas de plomo circulares de unos diez centímetros de diámetro, tallados con buril, eran tratados religiosos, presuntamente del siglo I, que hacían de los conceptos del islam y el cristianismo una religión sincrética. Enviados a Roma para su análisis, el papa Inocencio XI los condenó por sus "ideas mahometanas, puras ficciones humanas fabricadas para ruina de la fe católica". No sucedió lo mismo con las reliquias ni los huesos, que están considerados sagrados por la Iglesia y custodiados en Granada y en El Escorial, en donde, por ejemplo, se encuentra el trozo de manto de la Virgen, que al parecer curó un episodio de gota de Felipe II.
Generosidad
El pasado 17 de junio, el Vaticano decidió devolver los Libros plúmbeos a Granada, y fue el propio cardenal Ratzinger el encargado del protocolo. El arzobispo de Granada, Antonio Cañizares, resaltó ayer "la generosidad del Vaticano, ya que no tenía ninguna obligación de devolverlos".
El abad del Sacromonte, Juan Sánchez Ocaña, explicó que el origen de los libros está en la situación que vivían los moriscos granadinos. "Era un pueblo angustiado, proscrito, que intentó buscar su último intento de supervivencia falsificando esos libros para crear una religión sincrética". Así podrían evitar la persecución religiosa.
El traductor Miguel Hagerty, experto en los libros, señaló que los falsificadores convirtieron en autores de los libros a san Cecilio y san Tesifón, dos varones apostólicos de los que no se sabía nada y que, además, eran árabes, en un intento de despertar la simpatía hacia los moriscos. De ese modo, Granada se convirtió en una ciudad con un santo inventado y con varios falsos mártires.
Los libros serán expuestos al público a partir del 8 de julio en la catedral de Granada, durante la exposición Jesucristo y el emperador cristiano, Carlos V, y luego trasladados a la Abadía del Sacromonte, construida precisamente en el lugar de su hallazgo.
Babelia
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