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LOS PROBLEMAS DE LA INMIGRACIÓN

160 inmigrantes subsaharianos se manifiestan en Melilla para que se les permita entrar en Europa

Un total de 160 personas, procedentes del África subsahariana, se concentraron en la madrugada de ayer en la frontera que separa Marruecos de Melilla para pedir en un comunicado que se les permita el paso a los países de la Unión Europea. Los manifestantes gritaban en francés que se encontraban represaliados en sus países de origen y pedían a las fuerzas de orden público que se les diese agua y comida. La Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía permanecieron alerta durante todo el día ante un posible intento de entrada masiva, hasta que la policía marroquí desalojó y detuvo a los manifestantes.

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La policía española y los responsables de la Delegación de Gobierno de Melilla preveían que pudiese darse una situación como la de ayer, ya que desde hacía tiempo venían observando "mayor movimiento y presión por parte de los inmigrantes", según informó Arturo Esteban Albert, delegado del Gobierno. Esta previsión permitió reforzar la frontera con la localidad marroquí conocida como el Barrio Chino, donde, según los vecinos de la zona, vivían los inmigrantes desde principios de año, "en cuevas sin luz y sin agua, excavadas en el monte Gurugú ". Los concentrados, naturales de doce países centroafricanos, alegaban querer entrar en los países de la Unión Europea por el peligro que corren en sus países de origen, donde son represaliados por cuestiones de guerra, y por su deseo de vivir en un país mejor.Según Esteban Albert, la concentración "fue pacífica" ya que, después de que la gendarmería marroquí les permitiese leer un comunicado, se disolvieron. Fue la policía marroquí la que desalojó a los manifestantes y los concentró en sus instalaciones de aduana para permitir que se reanudase el tráfico en la frontera, que permaneció cortado durante varias horas.

Sin embargo, ante la posibilidad, expresada por el propio delegado del Gobierno, de que tratasen de cruzar la frontera de manera ilegal y de forma masiva, los agentes marroquíes procedieron a la identificación y detención de los inmigrantes, que fueron trasladados en camiones a Nador (Marruecos), centro administrativo de la provincia, sin oponer resistencia. A última hora de ayer permanecían retenidos en la comisaría de policía de la ciudad alauí, a la espera de prestar declaración y de que el juzgado de instrucción decida si son o no repatriados.

La comisaría de policía de Nador informó de que estos inmigrantes están en situación de ilegalidad, por lo que "el trámite habitual es que se decrete su expulsión del país". Algo que confirmaron después fuentes de la Guardia Civil: "Normalmente se organiza su repatriación a través de la forntera entre Marruecos y Argelia".

Pese a todo, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado de Melilla permanecen en situación de alerta y mantendrán la colaboración con las autoridades marroquíes, que ayer, junto con refuerzos procedentes de Rabat, continuaban el rastreo del monte Gurugú para detener a más inmigrantes sin papeles.

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Un policía, en libertad

Mientras, en Melilla prosiguen las investigaciones en torno a la red de inmigración ilegal desarticulada el miércoles, operación que culminó con la detención de seis ciudadanos marroquíes y cuatro policías españoles. Uno de los agentes ha quedado en libertad sin cargos, según informaron fuentes próximas a la investigación.

Los otros tres policías permanecen en los calabozos de la Audiencia Provincial de Málaga en Melilla y del Juzgado de Intrucción número 4 de la ciudad autónoma a la espera de prestar declaración. La Policía ha encontrado abundante documentación (fotocopias de pasaportes y fotografías) en los siete registros practicados en los domicilios de los detenidos, que están acusados de cohecho, falsificación de documento público y prevaricación.

No obstante, el delegado del Gobierno, Arturo Esteban, pidió ayer "respeto" a la presunción de inocencia de los agentes.

Por su parte, el presidente de la ciudad autónoma, Mustafa Aberchan, felicitó por esta operación al Gobierno central y a la Dirección General de la Policía y añadió que estas detenciones "son la mejor carta de presentación" que puede tener el Ejecutivo central para expresar "con la máxima credibilidad" su lucha contra "acciones mercenarias que comercian con el sufrimiento humano".

La operación, que aún permanece abierta, está dirigida por la Dirección General de la Policía y la autoridad judicial ha decretado el secreto de sumario. No se descartan nuevas detenciones.

La investigación se abrió hace cuatro meses al existir sospechas de que algunos agentes admitían sobornos a cambio de permitir el tránsito ilegal de personas y mercancías procedentes de Marruecos, cuyo primer destino era Melilla y posteriormente la Península.

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