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FERIA DE ALICANTE

El chotis de José Tomás

Tomás toreó un chotis en Alicante, como lo hubiera bailado en Madrid, pero fue en la sucursal que los Lozano tienen "en la millor terreta del món". Para bailar un chotis, bien agarrao y en un ladrillo, se necesita pareja y el de Galapagar la encontró. Se llamaba Novelista, pesó 521 kilos y era colorao. La armonía entre la res y su matador fue total. Lo recibió con unas bellas verónicas a pies juntos. Abrió faena de muleta con unos emocionantes estatuarios. De allí se fue a la boca de riego y, en los mismos medios, se echó la muleta a la izquierda y fue metiendo al coloraito, el mejor del encierro sin duda, en su baile y en el ladrillo. Allá los naturales de mano baja y rematados tras la cadera, acullá cerraba con el de la firma. Cuando no con el de pecho de cabo a rabo y llevando la muleta al hombro contrario. Fue la faena de José Tomás de menos a más y eso ¡ sí que es prodigio con el ganado patrio! El noble animal, aunque no peleó fuerte en varas como todos, se vino arriba tras cada tanda y embestía con fijeza y prontitud ante el engaño. Total, el madrileño puso al público en pie y bailó su chotis en un ladrillo con mando en plaza. Como además matara de estoconazo hasta los gavilanes, cobró las dos orejas que le abrieron la puerta grande del coso alicantino. Pero no se fue solo. Le acompañó el bravo torero alicantino Antonio Pérez El Renco. Entró en el cartel por la baja de Luis Francisco Esplá y aprovechó su oportunidad. Con su primero estuvo bullicioso y valiente. Y metió en la muleta a un huidizo y distraído enemigo que no quería entrar en peleas. Pero consiguió una faena aseada que remató con el acero. Luego, con el que cerró plaza, que brindó a sus compañeros de terna, estuvo voluntarioso y fue a por todas. Se arrodilló ante toriles y recibió al sexto a porta gayola. Abrió faena de hinojos ante un oponente que se rajó en la segunda tanda. Lo pasaportó de estoconazo y como la tarde se fue arriba el localismo hizo el resto. Total, se lo llevaron por la puerta grande.

Joselito tuvo el cariño del público pero todo en contra

y un torero de raza necesita enemigos de talla, o mejor viceversa

Al primero, una pésima lidia y el acero impidieron mayor lucimiento. Con el inválido sobrero sólo pudo matarlo de frío, por la frialdad de la faena y su metraje y de un estoconazo.

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