El Thyssen-Bornemisza reúne la serie 'Luces' de Michael Andrews

Una de las exposiciones de contextos del Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid (paseo del Prado, 8), para confrontar obras de su colección permanente, reunió ayer por primera vez los siete cuadros de la serie Luces que fueron pintados por Michael Andrews (1928-1995) en los años setenta. El artista es el miembro más solitario y desconocido de la Escuela de Londres, de la que forman parte Francis Bacon, Lucian Freud y R. B. Kitaj.

Una conversación sobre la obra de Michael Andrews entre Andrea Rose, director del Visual Arts del British Council; William Feaver, crítico y escritor, y Tomás Llorens, conservador jefe del Museo Thyssen-Bornemisza, sirvió ayer para inaugurar la exposición Michael Andrews: Luces, abierta hasta el 1 de octubre en la primera planta. La muestra hace el número 9 de la serie de contextos de la colección permanente, está organizada por el museo y el British Council y patrocinada por el Banco Urquijo.El museo tiene dos cuadros de Michael Andrews, un retrato y El pabellón del malecón, y en la colección de la baronesa Thyssen hay un paisaje con una casa de campo que fue utilizada por el barón. La exposición coloca por primera vez juntos El pabellón del malecón -que hace el número 5 de la serie Luces- y los otros seis cuadros, que fueron pintados entre 1970 y 1974.

Michael Andrews forma parte de la Escuela de Londres junto a artistas como Francis Bacon, Lucian Freud, R.B. Kitaj, Frank Auerbach o Leon Kossoff. "Es el menos expresionista del grupo. Su reflexión sobre la imagen y la figura tiene un trasfondo de meditación, una forma de presentar ideas a través de la pintura", declaró ayer Paloma Alarcó, conservadora de maestros modernos del museo y coordinadora de la exposición, que tiene como comisarios a Tomás Llorens y Andrea Rose.

Viaje en globo

Los siete cuadros de la serie Luces, que se encuentran dispersos entre Nueva York, París, Londres y Madrid, en museos como el Metropolitan y en colecciones particulares -Andrews apenas hizo exposiciones al tener vendida su escasa producción-, tienen como motivo pictórico el globo, que representa el viaje que realiza el alma humana hasta alcanzar la plenitud del cielo, el nirvana.

Paloma Alarcó cree que el globo significa la liberación del yo con influencia del zen. El conjunto de vistas aéreas, desde el campo y la ciudad, parece que está tomado desde un globo que busca un lugar donde aterrizar. Hay dos cuadros en los que aparece la ciudad (en uno de ellos con un globo negro) y otros en la costa, en los que aparecen pabellones. En el último cuadro de la serie, el globo aparece como una sombra en una playa desierta.

La conservadora llama la atención sobre el empleo de material fotográfico por parte de Michael Andrews, posiblemente a partir de las imágenes de prensa de un viaje en globo, y la técnica minuciosa al trabajar con pintura acrílica aplicada con pistola. De los miembros del grupo es el que tuvo menos proyección pública, por su escasa producción. En el catálogo se incluyen textos de William Feaver y Belén Gopegui.