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EUROCOPA 2000La selección

Vuelve el futbolín

Mendieta revitaliza a una selección que no acaba de tomarle el pulso al torneo

Ramon Besa

El equipo español no le acaba de tomar el pulso al torneo. Los cambios le revitalizaron en acciones puntuales, en actos de fe como el que protagonizó Mendieta en el segundo gol, en un par de intervenciones de mérito de Cañizares, o la buena defensa de anticipación de Abelardo y en el entrejuego de Alfonso. Tuvo más presencia porque el peso de los futbolistas entrantes fue superior al de los salientes. El grupo, sin embargo, no ha armado todavía el juego. No hay despliegue. El balón no marca los movimientos que se imponen sino que provoca el repliegue. Ha vuelto el futbolín. Más que fatigados, los futbolistas parecen inanimados. Las decisiones de Camacho tampoco parecen ayudar al sosiego. El cambio de portero y la sustitución de Guardiola por Helguera en el último tramo no son precisamente síntomas de confianza.Alrededor de Guardiola se ha organizado en la selección el mismo debate que en el Barça. Que si no se mueve, que si es previsible, que si no va. El medio centro siempre fue el mejor indicador para saber sobre el equipo, y Guardiola laboró ayer más defensivamente que en ataque, mal asunto en un jugador que nunca fue físico. El buen juego posicional le permitió entrar más en acción, que no en el partido. El problema no es sólo de los que juegan parados, sino de los que tienen que moverse. Al igual que frente a Noruega, España no tuvo el control del encuentro que se le exigía por su superioridad sobre Eslovenia, un equipo que le puso en muchos apuros en el intercambio de golpes.

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Las mejoras en el equipo se apreciaron de forma intermitente, aunque evidente. Sustituyendo a Fran, Camacho volvió a renunciar a un zurdo nato para jugar en el carril del 10. Mendieta pedía un sitio en la media, y si tuvo más presencia que otros en el partido fue más por su buen estado físico y sapiencia futbolística que por la demarcación que ocupó. El volante del Valencia avivó la circulación por el carril izquierdo, conectó con asiduidad con Aranzabal, el equipo progresó más por banda y tuvo mejor salida que ante Noruega. No hubo novedades en el otro costado, donde Míchel Salgado sigue sacando jugadas de gol de todos los barullos en que se mete. El juego por banda, consecuentemente, tuvo más incidencia que el del doble pivote, pues Valerón no acaba de encontrar el sitio, obsesionado por mirar lo que hace Guardiola.

La entrada de Alfonso ayudó a oxigenar el ataque, a tener más la pelota y a mejorar la movilidad ofensiva. Los puntas tuvieron más recorrido, engancharon mejor con los medios y soltaron unos cuantos remates, sobre todo Raúl, elegido mejor jugador del partido.

El bético profundizó, amagó y engañó, tiró paredes, mandó un par de pases corridos muy interesantes y buscó la falta cuando vio que perdía la pelota. Quizá la fluidez subió un punto por encima respecto al primer partido, en el que Urzaiz jugó de poste sin que los volantes le hicieran caso.

Cañizares y Abelardo tuvieron intervenciones decisivas y, sin embargo, el equipo tomó demasiadas ocasiones de gol, síntoma de inestabilidad. El tanto encajado retrató la mala colocación de los zagueros, así como los dos escorzos de Abelardo, que sacó dos pelotas de gol a los eslovenos, provocaron una sensación de que España era un equipo menor en las dos áreas.

Hay dos asuntos que provocan desasosiego por repetidos: la falta de consistencia de la línea de medios y su dificultad en la elaboración del juego. La selección ensanchó y alargó el campo para dar una mayor velocidad y profundidad al juego, pero no ligó un fútbol mejor porque los jugadores no respondieron a la propuesta ambiciosa. Los nuevos, los que entraron ayer, fueron de los mejores, y el equipo lo agradeció más en el marcador que en el juego.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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