Goles sin cocinar
La efectividad de la selección de Camacho se manifiesta a balón parado, de rebote o en acción individual, y no en jugadas elaboradas
A falta de juego, la selección española se reencontró ayer con el gol, que no es poco en tiempo de tanta carestía en el grupo de Camacho. Contra Eslovenia, el seleccionador mejoró la puesta en escena, pero no el cuerpo del partido. Para el equipo, el encuentro tuvo tres momentos especiales: el arranque, el gol de Raúl y la jugada de Mendieta que Etxeberria remató para firmar el 2-1 definitivo.Quizá por su condición de capitán, de futbolista más internacional del equipo (72 partidos) y de punto de encuentro entre distintos grupos futbolísticos, Hierro asumió el liderazgo desde el calentamiento. Mientras Cañizares recorría el fondo sur avivando a la hinchada española, que combatía de nuevo en franca minoría con la del rival, el central del Madrid fue reuniendo uno a uno a los titulares y cuando contó los once pasó a departir con cada uno y en grupo. Más que una cuestión de concepto futbolístico, o un repaso táctico como el que protagonizó Guardiola en el ensayo previo al choque con Noruega, se imponía un grito de ánimo, una invitación a enchufarse al partido y al torneo, una advertencia de que estaba en litigio el prestigio individual y colectivo.
El inicio auguraba una nueva disposición en el equipo español, y el marcador le dio la razón. Raúl remató a gol a los cuatro minutos de partido y la pelota entró por la escuadra derecha del meta Dabanovic. El gol avaló la actitud del equipo, pero no desmintió para nada los problemas que ha venido teniendo la selección en la elaboración del juego. Desde enero pasado, cuando ganó a Polonia, España no pasó del empate a cero ante Croacia, derrotó a Italia con dos jugadas a balón parado, empató en Suecia con un penalti transformado por Guardiola y sólo pudo vencer a Luxemburgo con un libre directo de Mendieta.
Resultados decorosos
A balón parado, la selección de Camacho ha mantenido resultados decorosos, pero ha tenido serias dificultades para encontrar la portería contraria, sobre todo ante rivales de entidad como fueron en su día las selecciones de Brasil y Argentina. Frente a Noruega se quedó a cero, y ayer inauguró el marcador con un gol de rebote. El instinto de Raúl, que metió la zurda sin armar el remate, redimió al equipo de una nueva jugada abortada en el penúltimo pase por la intervención de un defensa. Guardiola había abierto bien a la banda para la llegada de Míchel Salgado, pero el remate del lateral lo escupió la defensa, aunque fue a parar a pies de Raúl, que no perdonó y marcó su gol número 17 en 33 partidos, el primero que marca con la selección justamente desde el partido jugado contra Polonia el 26 de enero pasado.
El segundo tanto, por el contrario, llegó en una acción individual de Mendieta, que se recorrió la banda izquierda para después barrer el área hasta el pico derecho, por donde entró Etxeberría y marcó. La jugada del volante del Valencia expresó la capacidad de reacción del equipo español, que acababa de encajar el gol del empate, pero no logró disimular las dificultades para combinar en campo ajeno.
Los goles de rebote y en acciones individuales valen tanto como los elaborados, aunque generalmente reflejan el estado emocional y futbolístico del equipo, hoy más confundido que sereno pese a la victoria ante Eslovenia.
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