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El presidente de Corea del Sur pide que se reúnan las familias separadas por la guerra

En el camino que le condujo al aeropuerto de Seúl, donde se embarcó ayer rumbo a Pyongyang, algunos ancianos exhibieron ante el presidente surcoreano, Kim Dae-jung, viejas fotografías en blanco y negro en las que aparecían los familiares que perdieron de vista durante la guerra civil (1950-1953) y a los que no han vuelto a ver desde entonces. Son todavía unos cuantos los coreanos del Sur que reivindican volver a encontrarse con aquellas familias atrapadas al otro lado del paralelo 38 que dividió la península.

En su primer discurso oficial en Pyongyang, que pronunció al término de la cena que le ofreció el jefe de Estado norcoreano, Kim Yong-nam -pues el líder comunista Kim Jong-il no ostenta formalmente ese cargo-, el presidente de Corea del Sur se hizo eco de la reunificación de las familias y de otras reivindicaciones que también apoya su séquito. Varios de los empresarios surcoreanos que le acompañan poseen familia en el Norte con la que tampoco mantienen contactos. "Espero sinceramente que la reunión de familias separadas se realice", recalcó el presidente Kim Dae-jung. "Muchos miembros de estas familias separadas pasan a mejor vida a causa de su avanzada edad. Debemos dar satisfacción , que ha sido el anhelo de toda su vida". De las decenas de miles de familias separadas sólo habían podido cartearse 5.434 hasta marzo pasado. Se habían llevado a cabo en el Norte otras 2.004 investigaciones para determinar si los miembros de otras tantas familias con parientes en el Sur vivían aún y dónde. Además, casi medio millar de familias separadas por la guerra habían sido autorizadas a celebrar un encuentro, pero en un país tercero, generalmente China, y tan sólo siete familias sureñas obtuvieron permisos para visitar a sus parientes en el Norte.

Ninguna familia norcoreana, ni siquiera parejas de ancianos jubilados, pudo hacer el recorrido inverso, porque probablemente el régimen comunista de Pyongyang teme que no regresen.

Los 23 millones de norcoreanos no sólo no pueden viajar a su vecino del Sur ni al extranjero, sino que tampoco se desplazan libremente dentro de su país. Para visitar otra comarca necesitan un permiso especial, y los cruces de carreteras están infestados de controles del Ejército que no franquean el paso sin llevar la documentación requerida.

A pesar del riesgo que corren, la hambruna que padecen desde 1995 ha incitado a decenas de miles de norcoreanos a huir a China, donde actualmente están afincados unos 100.000 ilegales que trabajan clandestinamente o malviven de la caridad. Al principio tolerados, Pekín ha empezado a expulsarlos desde hace unas semanas a Corea del Norte, donde son encarcelados.

Reconciliación

De ahí que las palabras de Kim Dae-jung, pronunciadas anoche ante la cúpula del régimen comunista norcoreano, pudiesen sorprender a su auditorio. Porque este hombre septuagenario que ha pasado buena parte de su vida en la cárcel o exiliado en Japón pidió en términos velados que "todos los coreanos sean libres de viajar libremente entre ambas partes y de trabajar así por la reconciliación, la cooperación y una eventual reunificación".

Para viajar del Norte al Sur hace falta que desaparezcan las alhambradas de espino y los campos de minas colocados a ambos lados del río Imjin, que separa ambos países.

Kim Dae-jung no lo pidió expresamente, pero sí abogó por "rehabilitar el ferrocarril roto" durante la guerra y "abrir caminos de comunicación en el mar y rutas aéreas". Hoy día no hay ninguna comunicación directa entre ambos Estados coreanos, y los pocos hombres de negocios surcoreanos que viajan a Pyongyang lo hacen a través de Pekín.

Por no haber, no hay ni teléfono entre el Norte y el Sur. El presidente surcoreano Kim Dae-jung propuso poner en funcionamiento un teléfono rojo para situaciones de emergencia entre Seúl y Pyongyang, y su anfitrión, el líder norcoreano Kim Jong-il, se mostró receptivo a la idea. Pero es dudoso que el líder comunista acoja de la misma manera las restantes ideas expuestas por su visitante.

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